Ferrero huye del eclipse
El valenciano, actual número 18 del mundo, se clasifica de nuevo para los octavos de un Grand Slam tras pasarse dos años a la sombra de Nadal
En Wimbledon, los millonarios pasan hambre. Los jugadores sufren los rigores de la lluvia, que ayer obligó a suspender casi todos los partidos, entre ellos el Nadal- Soderling. Y los tenistas malditos viven su gran oportunidad.
"Estar el número 18 del mundo no es estar en zona de tinieblas", reta Juan Carlos Ferrero, ex número uno del planeta, que hoy juega con el serbio Janko Tipsarevic por un puesto en cuartos. El Mosquito, un tenista eclipsado por la aparición de Nadal en la Copa Davis ganada en 2004, llevaba dos años sin llegar a octavos de un Grand Slam. "Siempre digo que hay que vivir el presente. Si estoy recordando que fui número uno todo el rato... Sé que donde estoy ahora no es para tirar cohetes, pero tampoco creo que esté tan mal. Estar 18 o 17 del mundo es una situación que más de uno querría. Claro que, comparado con ser número uno, es una mierda", cierra.
La lluvia suspendió casi todos los partidos de ayer, entre ellos el de Nadal y Soderling
El español está jugando "de menos a más", según Josep Perlas, su entrenador. En Wimbledon sufre las estrecheces de los tenistas que no parecen destinados a la gloria. Debutó en la pista 14, al lado de un pasillo, con la gente viendo su partido a pie de pista, mirándole a los ojos. Pasó por las salas de prensa más pequeñas, siempre enfrentado a la misma pregunta: "¿Por qué no es el de antes?". Y el viernes, tras vencer a James Blake, un hueso, vivió un viaje en el tiempo: recibió trato de estrella, sentado en la sala principal de entrevistas. Ahí dejó una frase sorprendente en un tenista que marchaba a la deriva. "Estoy bien de confianza", dijo. "Estoy siendo agresivo. El saque me está marchando bien. Me siento más a gusto en hierba".
Ferrero llegó a Wimbledon con la voluntad de un estudiante. En Londres, la actitud es clave. "Es la séptima vez que vengo aquí", dice. "Siempre intento aprender cómo jugar sobre hierba. Aquí tienes oportunidades de terminar los puntos en la red".
"Divertirse también es clave", añade Perlas. ¿Y el problema? "La paciencia", dice Antonio Martínez, que formó a Juanca. "Quería recuperar el ranking en dos semanas". Ferrero forma parte de un grupo de tenistas que han elegido el torneo más difícil para buscar su segunda oportunidad: el alemán Kiefer, ex número cuatro, ha estado parado un año por lesión. El argentino Cañas, que llegó al ocho, 15 meses por dopaje. Y Hewitt, que era el mejor, un año buscando la magia perdida.
Federer sintetiza la amenaza del grupo con una frase: "Tuve miedo". El suizo cerró con esa confesión su victoria sobre Safin, un ex número uno que se queja del precio de la comida en Wimbledon. Y al hacerlo, Safin resume su inconformismo. De ahí los temores de Federer. Y el peligro que sospecha el campeón: hay tenistas que reclaman lo que un día fue suyo. Federer juega mañana ante el alemán Haas. Ferrero, ante Tipsarevic. Si ganan, habrá choque de clases en cuartos: el rey de Wimbledon recibirá a un ex número uno.
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