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Reportaje:

Hiromi o la fuerza de la naturaleza

La explosiva pianista y compositora japonesa protagoniza un intenso concierto en Barcelona

El pequeño pero entrañable local Jamboree de la plaza Reial de Barcelona sigue acumulando sorpresas en su programación. Si hace poco más de una semana fue el saxo de Ernie Watts el que colmó todas las necesidades musicales de un puñado de barceloneses adictos al mejor jazz, el pasado jueves fue la menuda pero explosiva Hiromi la que llenó el local con una de las músicas más valientes y expansivas del panorama jazzístico actual. Fue un concierto energético y tonificante que, en la pequeña distancia de un club, se convirtió en un auténtico regalo para los sentidos.

La pianista y compositora japonesa Hiromi Uehara, o simplemente Hiromi, como ella prefiere presentarse, irrumpió hace sólo cuatro años en la escena internacional sorprendiendo a propios y extraños con una música fresca y contagiosa que bebía tanto del clasicismo jazzístico contemporáneo como de las más agresivas parcelas de la experimentación sonora. Un diminuto cuerpo, con aspecto de protagonista de un inocente manga de espadas y brujería, descargando un bombazo de energía sobre el piano. Una sonrisa infantil, de no haber roto un plato en su vida, elaborando una música tan densa como fácilmente digerible; una fuerza de la naturaleza implacable y seductora.

El diminuto cuerpo de Hiromi descarga un bombazo de energía sobre el piano

Poco ha cambiado la cosa desde entonces. Hiromi, a los 26 años, sigue conservando todo su aspecto de colegiala, aunque ahora su sonrisa encierra algo de maléfico. En Jamboree su toque pianístico fue arrasador, cambió constantemente de ritmo y de ambiente sonoro con pasmosa facilidad y demostró que se puede crear un jazz contemporáneo, libre, agresivo y aventurero que, al mismo tiempo, no sea ni terriblemente intelectual ni sencillamente aburrido. Es un jazz que penetra por los poros de la piel y juega con las sensaciones.

Hiromi se centró en el piano, pero utilizó discreta y eficazmente un par de teclados eléctricos. A su lado sus dos compañeros habituales desde sus inicios: el bajista Tony Grey y el vigoroso batería Martin Valihora. Juntos forman una máquina perfectamente engrasada capaz de no perder la mínima cohesión incluso en los cambios más repentinos y sorprendentes.

Además, para esta gira Hiromi ha contado con la ayuda de otro nombre importante de la catacumbas neoyorquinas del jazz-punk: el guitarrista David Fuze Fiuczynski, que interviene en el último y fenomenal disco de la japonesa. Fuze, líder de otra banda de culto, los Screaming Headless Torsos, empuñando una guitarra de doble mástil de aspecto vintage pero de sonoridad clara y lacerante, implementó en Jamboree a la perfección la música descarada y valiente de Hiromi. Sus dúos fueron de lo mejor de la velada. Un concierto tan intenso como reconfortante.

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