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Nuevo Consell El equipo de Camps

Carácter presidencialista y bajo perfil político en el nuevo Consell de Camps

El jefe del Ejecutivo, con sus vicepresidentes, concentra todo el poder político del Gobierno

El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, reclamó ayer "ambición y compromiso" a sus nuevos consejeros en el acto de toma de posesión del nuevo Consell. El nuevo Ejecutivo arrancó ayer con un marcado carácter presidencialista, con todo el poder concentrado en Camps y sus tres vicepresidentes, cuya función principal será coordinar la acción política y la gestión en cada una de las provincias. El resto del Consell, sin peso político alguno y con Rafael Blasco apartado a un nuevo departamento de carácter menor, tendrá que desplegar la "ambición y compromiso" que dicte Presidencia.

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El presidente de la Generalitat se mostró ayer exultante con su nuevo gobierno, al que reclamó "mucho trabajo", "mucho esfuerzo" y "mucha imaginación". Cualidades que van a necesitar para adaptarse al esquema diseñado por Camps, que ha optado por un equipo en el que figuran tres consejeros procedentes del segundo nivel de la Administración sin influencia en el seno del PP (Sanidad, Justicia y Agricultura), cuatro técnicos sin experiencia política (Infraestructuras, Industria, Turismo y Cultura) y otros tres (Blasco, Castellano y Font de Mora) pesos pesados de la anterior etapa que tendrán que esforzarse para tener influencia política. Así, Blasco ha sido destinado a la nueva Consejería de Inmigración y Ciudadanía, con poco margen de gasto más allá de las subvenciones a las ONG. Su posición en la mesa del Consell está ahora en las antípodas del presidente. Serafín Castellano (Gobernación), que aspiró en su día a presidir el PP provincial de Valencia, acompaña a Blasco en el extremo de la mesa. Camps ha puesto buen cuidado de que entre sus competencias no entren las de Administración Local y Función Pública. Y Alejandro Font de Mora (Educación) se queda con la parte dura de la gestión educativa al separarse Cultura de este departamento.

Ayer, tras jurar los vicepresidentes Vicente Rambla, Gerardo Camps y Juan Cotino y los 11 consejeros restantes, Camps tomó la palabra para evidenciar que los tres hombres fuertes de su Gobierno tienen la misión de conseguir que todos los valencianos "se sientan completamente integrados". "Si los cinco millones de ciudadanos que viven en la Comunidad Valenciana creemos, cada día, cuando nos levantamos por la mañana, que estamos trabajando a favor del gran proyecto colectivo que conformamos, no hay quien nos pare", remachó Camps.

El jefe del Consell se mostró tan sólido en sus convicciones que aprovechó la alocución en el Saló de Corts del Palau de la Generalitat para mostrar, cuatro años después, su agradecimiento a Eduardo Zaplana por proponerle en su día para presidente de la Generalitat. "Quiero dar las gracias a quien un buen día propuso mi nombre para ser presidente de la Generalitat y me permitió estar estos cuatro años trabajando todos los días al servicio de nuestra Comunidad", dijo Camps el mismo día que barría cualquier signo de zaplanismo de su equipo de gobierno. Camps también agradeció a su predecesor José Luis Olivas su trabajo "en esos lapsos de tiempo fundamentales para establecer una línea de continuidad de los buenos gobiernos".

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Tras el acto oficial, el nuevo Consell mantuvo su primera reunión de trabajo en el Palau de la Generalitat y adoptó sus primeras decisiones. Ana Michavila volverá a recuperar oficialmente el próximo lunes su estatus de jefa de gabinete del presidente de la Generalitat, con lo que renunciará a su acta de diputada por Castellón. Michavila, mano derecha de Camps, también ve reforzado su poder en el nuevo Gobierno al asumir el control sobre el área de comunicación y publicidad de la Generalitat. Así, la Secretaría Autonómica de Comunicación, que dependía del consejero de Presidencia y portavoz, Vicente Rambla, queda adscrita ahora al área de Presidencia.

Junto a este nombramiento, el Consell también formalizó la designación de Luis Lobón como nuevo secretario autonómico de Empleo y responsable del Servef. Con su nombramiento desaparece también su antigua plaza, la Secretaría Autonómica de Grandes Eventos y Proyectos, que ahora tendrá rango de dirección general. También se aprobó el cese de Blanca Martínez de Vallejo, al desaparecer la Secretaría Autonómica de Telecomunicaciones.

Francisco Camps, rodeado de sus consejeros, ayer tras la toma de posesión del nuevo Consell, en el Palau de la Generalitat.
Francisco Camps, rodeado de sus consejeros, ayer tras la toma de posesión del nuevo Consell, en el Palau de la Generalitat.SANTIAGO CARREGUÍ

El malestar y la ausencia

La ceremonia de toma de posesión del nuevo Consell puso de relieve el malestar generado por los nombramientos realizados por Francisco Camps. El ex consejero de Universidad y Empresa Justo Nieto, que presentó su renuncia el jueves al acta de diputado al saber que no continuaría, ni siquiera acudió a la ceremonia en el Palau de la Generalitat. Si lo hicieron los tres ex consejeros zaplanistas Miguel Peralta, Alicia de Miguel y Gema Amor, que soportaron con la sonrisa en la boca los abrazos, saludos y palabras de elogio de Camps tras haberlos defenestrado.

Juan Cotino no ocultaba su satisfacción, igual que Vicente Rambla, por ocupar uno de los virreinatos del Consell. Gerardo Camps, satisfecho y cansado, también mostraba buen semblante mientras en su equipo la alegría era palpable tras haber aguantado el tirón. De hecho, Gerardo Camps estuvo en tris de quedar fuera de los virreinatos.

Fernando Giner, ex presidente de la Diputación de Valencia, parecía pensativo sobre cómo resolver el problema laboral del séquito que dependía de él en la Corporación provincial. El todavía diputado José Marí arrastraba sus pasos por la alfombra, quizá en busca de una consejería perdida. Quizá la misma que otros cargos con aspiraciones como Concha Gómez o César Augusto Asencio.

El actual portavoz parlamentario y ex consejero de Territorio, Esteban González Pons, tampoco pudo disimular ayer en la ceremonia cómo se le endurecía el gesto. Un proceso que avanza a medida que el transcurso de los días hace más amarga su marginación. González Pons ni siquiera ha tenido una consejería de consolación como Blasco y Castellano. Y mientras, la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, con aspecto de luto riguroso, esperaba tener noticias de lo suyo un día de estos.

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