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Los agentes que custodiaban al nigeriano que murió asfixiado declararán en Alicante

La declaración prevista para ayer por la mañana de los dos policías que escoltaban al inmigrante nigeriano Osamuyia Aikpitanyi, de 23 años, cuando falleció el pasado 9 de junio en el vuelo de repatriación a su país, quedó suspendida al considerar la titular del Juzgado de Instrucción número 40 de Madrid que los agentes deben comparecer ante el magistrado instructor del caso en Alicante.

La declaración de los dos miembros de la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid se producirá una vez que haya llegado al magistrado instructor de Alicante el resultado de los análisis del Instituto de Toxicología de Barcelona, que considera que la muerte se produjo por asfixia después de que el inmigrante fuese amordazado.

El juez de Alicante encargó al Toxicológico de Barcelona que analizase las muestras del corazón y de los pulmones, que fueron enviadas por el Instituto de Medicina Legal de esa ciudad. Osamuyia falleció en pleno vuelo de repatriación, que había despegado de Madrid. Como había hecho en otras ocasiones, se resistió violentamente a ser conducido al avión y a los dos agentes encargados del traslado tuvieron que ayudar otros dos policías del aeropuerto madrileño.

Los dos agentes encargados de trasladar a Osamuyia le amordazaron con cinta policial, no adhesiva, sin colocar ningún trapo en el interior de la boca. La intención de los policías era que no volviera a morderles, como había hecho poco antes, y que tampoco se autolesionase, lo que sospechaban que podía hacer por su resistencia a ser repatriado. Los agentes habían pedido un espacio apartado del avión, con cortinas opacas, en previsión de posibles altercados, como los que Osamuyia había protagonizado la última vez que intentaron repatriarlo y que provocó que el comandante de vuelo se negase a despegar.

El inmigrante se resistió

Ante la resistencia de Osamuyia, los agentes le colocaron lo que se conoce como un ocho, una suerte de esposas de cuerda con un dispositivo de plástico en el centro que permite que se ajusten a las muñecas. La resistencia del inmigrante les obligó además a colocarle cinta adhesiva alrededor de las muñecas y también de los tobillos, pero todo fue inútil ante la fuerza del ciudadano nigeriano, que rompió todos los dispositivos de reducción. Después de morder a uno de los dos agentes, estos decidieron colocarle la cinta policial como mordaza.

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Los agentes lograron reducir y sujetar en su asiento a Osamuyia y el vuelo despegó, pero aproximadamente una hora después los policías se percataron de que respiraba con dificultad y le colocaron una mascarilla de oxígeno, mientras preguntaban si entre el pasaje viajaba algún médico, obteniendo una respuesta negativa. El vuelo estaba compuesto principalmente por ciudadanos nigerianos, incluidos dos que habían intentado entrar de forma ilegal en España.

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