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Reportaje:TENIS | Wimbledon

El asesino del pistolero

Federer busca igualar los cinco títulos seguidos de Borg tras evitar que lo hiciera Sampras

Andy Roddick descubrió la diferencia entre la casualidad y el destino en enero de 2004. "Lo mío es surrealista", se sorprendía el tenista estadounidense, asombrado por reunir el número uno mundial y el trofeo de campeón del Open de Estados Unidos. "¡Esas dos cosas unidas a mi nombre! No sé si podré acostumbrarme", añadía; "en cambio, el juego de Federer es tan completo... Es el jugador con más talento del mundo. Puede permitirse el lujo de aburrirse". Un mes después de aquella frase, Federer ya era el número uno. Seis meses más tarde, ganaba por segunda vez Wimbledon venciendo a Roddick. Y tres años después, el mundo del tenis da por demostrado que el ascenso del estadounidense fue una casualidad y el de Federer un destino.

El suizo, que venció entre gotas de lluvia al ruso Gabashvili (6-3, 6-2 y 6-4) busca su quinto título seguido. Igualar el récord de Björn Borg. Y seguir desesperando a Roddick. "Es frustrante. ¿Qué puedo hacer?", se preguntaba el norteamericano antes de ganar a su compatriota Justin Gimelstob (6-1, 7-5 y 7-6).

Desde la distancia, protegido de la lluvia, que ayer obligó a suspender 24 partidos, Borg se hace la misma pregunta. Ahora se sabe que el sueco pudo firmar su sentencia de muerte con una felicitación por teléfono. Pistol Pete Sampras marchaba lanzado en busca de su quinto triunfo sucesivo en Wimbledon. Quería igualar la marca de Borg. Y parecía imparable. Corría 2001. Llegaron los octavos de final. Y la llamada que sentenció a Borg. "Gracias", le dijo al chico que ganó a Sampras. "Y eso es muy irónico", recuerda Federer, vencedor los últimos cuatro años, "porque me agradeció que rompiera la racha de Sampras, manteniendo viva la suya, y ahora soy yo el que va a por su récord".

- La admiración por Borg, el héroe. "Nos entrenamos juntos en Dubai", dice Federer. "Él estaba ahí en un torneo de veteranos. Pregunté a un conocido suyo si tendría tiempo y me llamó: 'No hay problema. Estoy preparado'. Jugamos durante dos horas. Me impresionó cómo golpeaba. Para muchos, es un héroe", continuó; "¡Dios! ¡No podía creerme que estaba entrenándome con él! Le admiro mucho".

- Una red para gigantes. "Cuando jugué aquí el primer año, siendo júnior", cuenta Federer sobre el torneo de Wimbledon, "estaba muy nervioso". "Después del calentamiento, le dije al juez árbitro: 'Creo que la red está demasiado alta'. De hecho, sentía que estaba el doble de alta de lo normal porque estaba nerviosísimo", prosiguió; "el árbitro bajó y lo comprobó. Gané, aunque estaba muy nervioso. Y luego me llevé el torneo".

- Los disgustos de la hierba. "Le estoy dando bien a la bola", resume Federer. "Para mí, la transición a la hierba siempre es fácil porque la siento como algo natural", añade antes de entrenarse en su pista fetiche, la 9. Ahí, entre estrechísimos pasillos acotados por lonas verdes y bancos de madera, se amontona el público. Justine Henin, finalista en 2006, se sorprende por el alboroto. Y resuena un grito que resume el entusiasmo que siente la grada por los títulos de Federer: "Number four!, number five!, number six!". Luego, el suizo intenta abrirse camino. El gentío sólo se aparta a empujones: el campeón, mirando al suelo, avanza protegido por cuatro guardaespaldas. "La hierba es una superficie peligrosa. Casi cualquiera te puede dar un disgusto", avisa.

- Supersticiones y dolores. Federer no ha jugado este año en Halle, donde venció siempre antes de imponerse en Wimbledon. "Si fuera supersticioso... No lo soy. Tenía que preocuparme por mi salud. Me dolían la espalda y la ingle". ¿Se atrevería a montar en moto?, le preguntaron a cuento de la visita del piloto Valentino Rossi. "Prefiero que él me cuente las sensaciones". Son ustedes muy distintos, insistieron. "¡Evidente!", contestó; "Él es doctor

y yo no".

Otros resultados: 1ª ronda: Hombres: F. González (Chil.)-R. Ginepri (EE UU): 3-6, 7-6, 6-2 y 6-2. M. Berrer (Ale.)-A. Montañés: 6-3, 6-3 y 6-2. D. Ferrer-S. Roitman (Arg.): 6-3, 6-3 y 6-1. Mujeres: M. Hingis (Sui.)-N. Cavaday (GB): 6-7, 7-5 y 6-0. S. Williams (EE UU)-L. Domínguez Lino: 7-5 y 6-0.

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