_
_
_
_
_
Reportaje:

Crimen en el asilo

Un anciano mata a una compañera de residencia en Galapagar

Rondaban las cuatro de la madrugada de ayer cuando un grito de auxilio rompió el silencio de la noche en la residencia Fátima de Galapagar. En el hogar de ancianos, una residente pedía ayuda. Al llegar a la segunda planta del edificio, los celadores encontraron a la mujer que pedía ayuda, de 68 años, ensangrentada tras haber sido presuntamente apuñalada por un compañero de pasillo, de 74 años.

Los facultativos del Summa que acudieron al lugar no pudieron hacer más que certificar la muerte de la mujer, "dado que las heridas que presentaba en el tórax que debieron afectar a órganos vitales no permitían intento alguno de reanimación", según informó una portavoz de Emergencias 112.

Más información
Dado de alta el anciano que mató a una mujer en un geriátrico

Los agentes de la Guardia Civil de Galapagar que atendieron la emergencia se encontraron con el supuesto homicida también ensangrentado y con múltiples cortes por todo el cuerpo, "en lo que aparentemente fue un intento de suicidio tras su acción", afirmó una portavoz del cuerpo. "Se mostraba frío tras lo que pasó", aseguraban en la residencia los que lo vieron.

Los sanitarios del Summa trasladaron al anciano en estado consciente al hospital Puerta de Hierro de la capital, donde permanece ingresado bajo vigilancia policial. Las heridas que presentaba son superficiales, "alrededor de diez, ninguna grave", aseguró la portavoz.

La residencia Fátima es privada y ocupa un edificio luminoso de tres plantas en la calle de las Procesiones, donde las habitaciones individuales superan los 1.000 euros de mensualidad. La víctima y el presunto agresor ocupaban cuartos en el mismo pasillo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

En Fátima quieren dejar claro que lo ocurrido ayer de madrugada en una de sus habitaciones "es un suceso desgraciado y excepcional". Pepa, una responsable del asilo privado que pasó el domingo atendiendo a la prensa y los inquietos familiares de los 80 residentes estaba realmente desolada. "Ella era una mujer elegante, guapa, agradable, educada, alguien totalmente normal", recordaba a la víctima. "Y él también", se apresura a añadir. "Nunca mostró antecedentes de conductas extrañas", explicó. "Las geocultoras no se creen lo que ha pasado", abundaba en el desconcierto por el suceso.

La responsable de la residencia no conoce la existencia de vínculo afectivo alguno entre la víctima y el presunto homicida, aunque tampoco lo descarta: "Ambos estaban bien y los residentes salen y entran como quieren, son libres porque esto es una casa, no un cuartel". "Tenemos otras parejas de novios, personas que están todo el día juntas, pero entre estos dos residentes no se veía tal situación", asegura Pepa.

Las amigas de la víctima se encuentran "asombradas y tristes", pero no todos los compañeros del hogar conocen los detalles de la tragedia "para no perturbar demasiado las rutinas", dicen en el centro. "Saben que uno agredió a otro y que una ambulancia se la llevó, nada más".

Una portavoz de la Guardia Civil afirmó ayer que "se está analizando la naturaleza de la relación que pudieran tener los ancianos". "Pero todavía no podemos asegurar que se trate de un acto de violencia de género", señaló. El caso está siendo investigado por la policía judicial de Collado-Villalba.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_