Rutherford reivindica la universalidad del galleguismo al recibir el premio Trasalba
La Fundación Otero Pedrayo homenajea al filólogo y escritor 'anglogallego'
Díaz Pardo no pudo estampar una de sus autodenominadas mamarrachadas en el culo de una jarra de Sargadelos. Pero ayer, John Rutherford -premiado con el Trasalba- recibió emocionado de sus manos un dibujo reivindicativo de un sentimiento compartido por "gentes que ven cosas extrañas en el cielo de Galicia", según reza la leyenda incorporada. La Fundación Otero Pedrayo congregó a medio centenar de personas en un acto en el que el galaico-londinense, fundador de la Sociedade Internacional de Estudos Galegos, reivindicó una "galleguidad universal".
La casa grande de Cimadevila mantiene vivo el espíritu oteriano. La universalidad del sentimiento gallego la tiñó ayer, una vez más, de ese amarillo orensano reclamado por Ramón Villares. Y Rutherford la reafirmó definiendo como "una vaga niebla" el concepto de Europa, tras agradecer a los gallegos la "nueva vida" que le dieron y que mereció el reconocimiento de la Fundación a aquellos estudiosos que sin proceder de Galicia, "impulsan la divulgación de la lengua y la cultura gallegas por el mundo".
El homenaje incluía la presentación del libro editado con la colaboración de la Consellería de Cultura -coordinado por las profesoras María Liñeira y Dolores Vilavedra- que da cuenta de la faceta de compositor -de baladas y boleros gallegos- y de gastrónomo -especializado en comida china- del galleguista inglés.
Pero el reconocimiento a John Rutherford llevaba implícito el reconocimiento a Otero. Su voz -recuperada en el archivo sonoro de la Fundación- sonó firme en su casa de Amoeiro y su espíritu quedó, una vez más, intacto a través de la nueva publicación presentada; los dos volúmenes recopilatorios de la correspondencia que mantuvo con su madre: 1.314 documentos correspondientes a más de 50 años de comunicación epistolar. Cartas a la madre muestra a un Otero Pedrayo adolescente, recién instalado en Madrid y preocupado siempre por su formación (las clases de inglés, alemán e incluso de esgrima) y su evolución personal e intelectual a lo largo de medio siglo, hasta la muerte, en 1957, de su progenitora. Junto a ello, se presentaron otras publicaciones que inauguran la Biblioteca Centro de Estudios Oterianos.
El himno de Trasalba, composición de Milladoiro -que ganó el año pasado- puso el colofón a la fiesta de la identidad nacional sobre la que el homenajeado se preguntó "¿se hace o se nace?", para concluir que "galleguidad y universalidad son compatibles".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.