Debate tranquilo
La secuencia de debates sobre el estado de la comunidad, primero, y de la nación, después, nos va a permitir observar no ya en qué situación social, económica y política estamos sino, también, en qué punto se encuentran las distintas formaciones políticas. Mientras que en Madrid el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, se la juega frente al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en Andalucía no habrá posibilidad de que se produzca un contraste similar puesto que el presidente del PP, Javier Arenas, no cuenta con escaño en el Parlamento, por lo que será la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, la que asuma, por última vez, esta misión en las filas populares. Se trata, en todo caso, de citas políticas a las puertas ya de la convocatoria de las próximas elecciones, de ahí que este choque se presente lleno de significado.
Por de pronto, en el Gobierno de Manuel Chaves se acude con la sensación de haber hecho los deberes. Si es en los datos macroeconómicos en donde pueden asentar un balance cargado de objetivos cumplidos, es, en cambio, el resultado obtenido en las pasadas elecciones locales lo que hace que se presenten en el debate tratando de revalidar al PSOE "como la única fuerza política que cuenta con un proyecto y modelo propio y claro de Andalucía, propuesta que, además, siguen apoyando los ciudadanos", como asegura Gaspar Zarrías. Con ese aval afrontan los socialistas este nuevo compromiso parlamentario. Se trata de una posición de ventaja clara que algunos dudaron que se pudiera alcanzar.
Ahora se ha comprobado que la cercanía del referéndum del Estatuto y los comicios locales no han ido en contra de los intereses del PSOE. Han crecido en número de votos y alcaldías. El resto de fuerzas no puede decir lo mismo. En el PP hay quien mira con resignación los comicios autonómicos poco confiados ya en el efecto Arenas, tal y como lo confiesan en determinados círculos de Madrid.
En el caso de los izquierdistas de Diego Valderas, se aprestan a articular un discurso en el que acentuarán sus diferencias con el PSOE. Parece que les va la vida en ello, aunque la importante presencia que han obtenido en ayuntamientos y diputaciones les hace albergar esperanzas de recuperar el terreno perdido.
En cuanto a los andalucistas, ya se sabe de la felicidad que se ha apoderado de sus dirigentes. Nada de sorpresa o contrariedad. Daban ya por descontado el fiasco cosechado, que habrá de atribuirse a otros, de modo que será cuestión dejarlos tranquilos para que disfruten del momento que viven comparándose con el mismísimo Blas Infante. También aquí los hay que ya preparan sus maletas para irse lo más lejos posible de los iluminados "revolucionarios nacionalistas".
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