Blair anuncia ante el Papa su intención de "trabajar por la paz en Oriente Próximo"
Benedicto XVI recibe al primer ministro británico, que está a punto de convertirse al catolicismo
Tony Blair se despidió ayer del papa Benedicto XVI, en uno de sus últimos actos como primer ministro británico. Fue una despedida relativa, porque Blair tenía previsto anunciar, una vez dejara, el próximo miércoles, la residencia oficial de Downing Street, su conversión al catolicismo y su sometimiento a la autoridad papal. El aún primer ministro anunció a Benedicto XVI su intención de dedicarse en el futuro a "trabajar por la paz en Oriente Próximo y a favor del diálogo interreligioso".
Se había especulado con la posibilidad de que Blair anunciara, ya ayer, su renuncia al anglicanismo y su conversión a la fe católica, largamente madurada bajo la guía espiritual de John Walsh, un sacerdote castrense. Antes de alcanzar la jefatura del Gobierno británico solía acudir a misa en una iglesia católica del barrio londinense de Islington, donde comulgaba. Su esposa es católica y sus cuatro hijos han sido también bautizados en esa religión.
Durante sus años como gobernante, Blair dejó de ir a misa por la misma razón que le aconsejó retrasar la conversión hasta después de dejar Downing Street. Pese a que los católicos disponen de plenos derechos en Reino Unido desde el siglo XIX, ningún católico ha sido nunca primer ministro. En una entrevista a la BBC realizada ayer mismo, Blair indicó que su ingreso en el catolicismo no estaba "todavía definido", por lo que no iba a realizarse de forma inminente.
Encuentro privado
Blair acudió al Vaticano en compañía de su esposa, Cherie. Tras un encuentro privado con el Papa que duró 25 minutos, se unió al grupo el cardenal Cormac Murphy-Connor, arzobispo de Westminster y jefe del catolicismo británico. Los regalos que Blair llevó a Benedicto XVI resultaron una referencia inequívoca a sus intenciones: tres retratos, uno de ellos autografiado, del cardenal John Henry Newman (1801-1890), un anglicano que se convirtió al catolicismo y desarrolló una intensa campaña para que la Iglesia de Inglaterra volviera a la obediencia a Roma, rota en 1533 por Enrique VIII.
El primer ministro y el Pontífice hablaron de la cumbre europea ("Me dicen que ha sido un gran éxito", comentó Joseph Ratzinger) y mantuvieron, según el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, "un franco diálogo sobre la actual situación internacional". El eje de la conversación fue Oriente Próximo. Blair expresó, según el padre Lombardi, "su vivo deseo de empeñarse en trabajar por la paz en Oriente Próximo y a favor del diálogo religioso". Bush quiere que Blair asuma el cargo de enviado especial de la comunidad internacional en Oriente Próximo.
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