La 'vieja guardia' del socialismo francés frena la renovación
Royal es blanco de duras críticas en el Consejo Nacional del PS, al que no asistió
La práctica totalidad de los 300 miembros del Consejo Nacional del Partido Socialista Francés (PS) aprobaron ayer la propuesta del primer secretario, François Hollande, de mantener la fecha del congreso en otoño de 2008, bloqueando así cualquier tipo de renovación. En ausencia de la ex candidata a la presidencia Ségolène Royal -que fue objeto de las más duras críticas-, los llamados paquidermos del partido impusieron una "renovación" controlada por la cúpula y al margen de la militancia.
Royal anunció que se tomaba un descanso, "un paréntesis para respirar tras una dura semana". Se esperaba lo peor y no le faltaba razón. Toda la frustración acumulada desde que en otoño se hiciera con la candidatura socialista a la presidencia en unas elecciones internas, estalló ayer, en medio de un ambiente que rozaba lo sectario. Y de rebote, salieron a la luz los peores reflejos de una formación que lleva demasiados años perdiendo todas las elecciones importantes y ganando las que no lo son tanto.
El momento más glorioso de la jornada se produjo cuando el número dos del partido, François Rebsamen, próximo a Royal, apuntó la necesidad de dar voz a los militantes y abrir una nueva campaña de afiliación, como la que el verano pasado vio engrosar las filas de la formación con cerca de 100.000 adherentes. El rebaño de elefantes barritó al unísono. Tal fue la potencia del abucheo que el propio Hollande se vio obligado a intervenir para puntualizar que él "es respetuoso con los militantes".
El rechazo a la militancia tiene una explicación: para la vieja guardia, la culpa de la elección de Royal frente a Laurent Fabius y Dominique Strauss-Khan la tienen los militantes que se adhirieron el verano pasado por Internet al precio de 20 euros. Hay que cerrar las puertas y no dejar que esto se repita, aseguran.
Algunas voces, además de Rebsamen, insistieron en la necesidad de pasar página. Para el diputado Manuel Valls, no precisamente un royalista, la actual dirección del partido debería dimitir dejar paso a una junta colegial que lleve al PS al nuevo congreso. El calendario de "renovación" que ha propuesto Hollande, según Valls, "es el mejor camino para mantener el statu quo".
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