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Reportaje:

Lejos de la tolerancia

El 37% de los jóvenes andaluces cree que le resultaría "difícil" tener amigos homosexuales

Antonio Ferre, de 31 años, David Aguilar, de 33, y Alberto Constanza, de 28, tres jóvenes gays, se sorprendieron al conocer que al 37% de los estudiantes andaluces, de entre 15 y 25 años, les resultaría "difícil o muy difícil" tener amigos que "sean o parezcan" homosexuales. A Laura Fernández, una joven lesbiana de 23, sin embargo, no le causó sorpresa. Este elevado rechazo a entablar amistades con gays o lesbianas es una de las conclusiones principales de un estudio sobre la percepción de la homofobia y la tolerancia realizado por la federación andaluza de Gays y Lesbianas (Colega) mediante 32.595 entrevistas a estudiantes de enseñanzas medias y universitarias los últimos diez meses. En seguida los cuatro homosexuales consultados preguntaron: ¿Es más o menos que en España? ¿Hay más rechazo que antes?

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Estos interrogantes tienen difícil respuesta. No hay estudios nacionales de este calado. Ni tampoco en Andalucía de años anteriores. Sólo hay dos estadísticas extraídas de estudios más genéricos que permiten comparar territorios, aunque de manera orientativa y no científica. En la comunidad de Madrid, un informe de hace tres años indica que entre el 36% y el 38% de los jóvenes de 16 a 19 años rechazarían la amistad de un homosexual, sean chicos o chicas. Este porcentaje, según Rafael Moral, coordinador del estudio presentado el pasado jueves en Sevilla, evidencia que "la homofobia es similar en ambas comunidades autónomas". "El rechazo es casi proporcional, aunque en Andalucía la franja de edad sea mayor", afirma.

Esta similitud de cifras desaparece con otro estudio efectuado recientemente en Extremadura. En las provincias de Cáceres y Badajoz, el grado de tolerancia hacia los gays y lesbianas es sensiblemente mayor. "Hasta quince puntos más. Hay estadísticas que detallan que hasta el 45% de los jóvenes extremeños no entienden y recelan de los homosexuales", lamenta Moral. Con todo, la diferencia entre Extremadura y las zonas rurales y provincias interiores de Andalucía se reduce bastante.

Estos datos y otros, como que el 28% de los chicos andaluces y el 64% de las chicas piensan que la homosexualidad es una enfermedad, sorprenden a Antonio Ferre. "No entiendo ese estereotipo y que piensen que sea contagioso. Me produjo una enorme tristeza porque es la generación venidera y del futuro que tiene que ir por delante de las leyes", lamentó, aunque asumió que a más de 65% les importaría que sus hijos no fueran heterosexuales. "Eso lo entiendo porque a nadie le gustaría tener hijos homosexuales porque saben que lo pasarán mal. Mi abuela, que tiene 90 años, cuando supo que era gay, me dijo que tuviera cuidado con la gente, que era muy mala", explica.

Para combatir este rechazo, Colega entiende que las administraciones públicas deben emprender una auténtica campaña de educación sexual y tolerancia que debe abarcar desde los colegios, institutos y universidad a asociaciones y colectivos ciudadanos. "Falta educación y eliminar prejuicios desde pequeñito. Son necesarias clases de educación sexual orientadas también a la heterosexual y talleres sexuales para el resto de la sociedad", propone Laura Fernández.

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