Macri se la juega
El presidente del club de fútbol Boca Juniors es el favorito en las elecciones de mañana para gobernar la ciudad de Buenos Aires
Durante los 15 días que Mauricio Macri permaneció secuestrado y encadenado en 1991 a manos de varios ex policías muchas cosas pasaron por su cabeza. Pero lo que no podía imaginar este ingeniero nacido en 1959, hijo de un gran empresario inmigrante italiano, es que algún día llegaría a convertirse en el político preferido de los vecinos de la capital argentina, entre otras cosas debido precisamente a su denuncia de la inseguridad en las calles porteñas. Macri es el gran favorito al triunfo en las elecciones a jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires cuya segunda vuelta se celebra mañana, por delante de Daniel Filmus, el candidato del presidente, Néstor Kirchner, a quien ya sacó más de 21 puntos en la primera vuelta.
El político, hijo de un empresario inmigrante italiano, se sitúa en el centro-derecha
Cuarto de cinco hijos, Mauricio Macri encarna la alianza entre la megaempresa familiar, la política y la popularidad que da presidir un gran equipo de fútbol, el Boca Juniors. Por esto se le ha calificado en alguna ocasión como el Berlusconi argentino, pero es un personaje en las antípodas del ex primer ministro italiano. Parco, reservado, poco amigo de charlar con la prensa y tenso ante las cámaras, Macri se formó profesionalmente el grupo empresarial fundado por su padre, Franco, al que los sectores más izquierdistas acusan de haber prosperado durante la dictadura militar (1976-1983). Lo cierto es que los Macri ya habían recorrido un largo trecho desde que llegaran de Roma en 1949 y continuarían creciendo con la democracia.
En 1995, Macri comenzó a presidir el Boca Juniors, del que se dice popularmente que la mitad más uno de los argentinos son sus seguidores. El equipo, del que es hincha Diego Maradona, ganó el pasado miércoles la Copa Libertadores. Desde el palco de La Bombonera, el empresario conoció la exposición descarnada ante los medios argentinos, algo que le sería de gran utilidad al decidir desembarcar en una arena política tan movediza como la del país sudamericano. El candidato y líder de Propuesta Republicana (PRO) se sitúa políticamente en el centroderecha en un país en el que el poderoso y omnipresente peronismo distorsiona todo el arco parlamentario según una concepción más tradicional.
El peronismo es capaz de maniobrar y alzarse con el poder en circunstancias adversas. Y Macri ya lo sufrió en carne propia en 2003 cuando, tras ganar en primera vuelta las mismas elecciones que se celebran mañana, perdió en la segunda ante Aníbal Ibarra, a quien apoyó el aparato peronista para evitar el triunfo del empresario.
Macri persistió y, en 2005, se presentó por Buenos Aires en las elecciones legislativas. Su lista barrió a los competidores, especialmente al candidato que entonces presentó Kirchner. Sus detractores le acusan de haber acudido poco al Congreso desde entonces.
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