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Juicio por el mayor atentado en España

Mohanad Almallah achaca su procesamiento al "odio" de la policía y a la venganza de una novia despechada

Mohanad Almallah Dabas ha entregado varias misivas a este diario escritas en la urna de cristal de la Audiencia Nacional. Siempre en formularios de Instituciones Penitenciarias. Siempre el mismo argumento: él no es un islamista. Si está preso es porque se ligó a una bella mujer de Tánger, a la que, una vez en Madrid, repudió. Y ella, despechada, le denunció por venganza. Además, hay "un odio policial" hacia él. Los dos argumentos fueron utilizados ayer por su abogado, Jesús Andújar.

Almallah era el casero de la casa-patera de la calle de Virgen del Coro, donde se dice que había reuniones yihadistas, donde la noche del 11-M se refugió uno de los que luego se suicidaron en Leganés: Asri Rifaat. En realidad, la casa era de su hermano Moutaz, incurso en otro sumario del 11-M.

Fue detenido poco después de los atentados. Lo soltaron. Se afilió al PSOE. Lo volvieron a detener. Fue expulsado del partido. El motivo fue la declaración de su novia tangerina, ahora testigo protegida. La mujer dijo que su novio había manifestado que no descansaría "hasta ver caer las Torres KIO", que tenía una caja llena de libros y vídeos de Osama Bin Laden, que proyectaba imágenes en las que se veía a un tanque soviético aplastar a niños en Afganistán.

Para Andújar, "todo es un cúmulo de falsedades y elucubraciones sobre mi cliente. Si queda algo claro de esta señora son unas ganas de venganza abrumadoras". Vamos, que "se lo inventa". El letrado admitió que la mujer ha presentado siete denuncias contra Almallah, ya condenado por vejaciones. Él también la ha denunciado.

La policía también se llevó lo suyo. "Dice la policía que mi cliente y su hermano son los jefes en España de la corriente Takfir wal Hijra", una de las líneas islamistas más radicales e incluso hipócritas, ya que permite a sus adeptos saltarse la ley musulmana para disimular su perfil terrorista. "Es falso. Lo que hay es un odio policial hacia mi defendido". Éste ya estaba investigado desde antes del 11-M y, realmente, no había sido detenido en ninguna otra operación, pese a estar casi siempre en la órbita.

El letrado admitió que Almallah se reunió en 2002 en Tánger con Jamal Zougam. Pura coincidencia. "Estuvieron 10 minutos. Además, se conocían porque le había comprado un cargador de móvil para su mujer en la tienda de la calle de Tribulete". El inicio, sin duda, de una gran amistad.

Tras él depuso Andrés Arévalo, letrado de Hamid Ahmidan, primo del Chino. Muy ceñido a la técnica procesal, pretendió anular los registros de la casa donde moraba, donde había una gran cantidad de drogas que supuestamente servían para financiar el 11-M. También quiso dejar claro que si estuvo en la casucha de Chinchón, guarida de los terroristas, fue para trabajar, pero no hizo el zulo de la dinamita. Es más: como no rezaba, lo marginaban. Pero era quien tenía las llaves de la casucha.

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