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Reportaje:La ofensiva terrorista

"Rompió el cristal de un cabezazo"

Un grupo de trabajadores presenció el abandono del coche cargado de explosivos

Un grupo de operarios que trabaja a unos 100 metros de la rotonda junto a la que los terroristas abandonaron el Ford Focus con explosivos fueron testigos de la secuencia. Hacia las 9.30 vieron que el coche, de color plateado, se paraba cerca de la obra, en dirección Portugal. Según los trabajadores, una persona bajó del coche, cruzó andando el paso elevado de la autovía A-49 para cambiar de sentido y se montó en un coche que le esperaba en una salida con sentido a Sevilla.

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"Me fijé que esta persona se volvía mucho, como mirando para atrás", dijo ayer Daniel Rodríguez, uno de los trabajadores. Sobre las once, Rodríguez, que se encontraba entonces más cerca del automóvil abandonado, vio llegar una moto. "Era una BMW de gran cilindrada, plateada, con dos personas montadas y con cascos puestos. No se los quitaron, pero yo creo que uno de ellos era una mujer, por la voz y la manera de moverse", afirmó el trabajador.

A continuación, uno de los supuestos terroristas rompió el cristal trasero izquierdo del coche. "Dio un fuerte golpe con la cabeza, pero tenía el casco puesto, claro", afirmó. "Entre los dos empezaron a remover en su interior, cogieron algo y se fueron", añade Rodríguez.

Poco después, dos de los trabajadores se acercaron hasta el vehículo abandonado. Allí comprobaron que los huidos habían dejado unas bolsas tiradas en el suelo que contenían un polvo blanco. "En las bolsas que habían sacado y que se quedaron fuera del coche se leía un cartel en el que ponía algo así como nitrato", añade Rodríguez.

Al asomarse al interior vieron que el asiento trasero estaba volcado para hacer el maletero más amplio y allí vieron diversos objetos y papeles. Entre esos objetos, les llamó la atención la presencia de unos cilindros de color oscuro. Uno de los trabajadores vio sobre estos objetos un símbolo que identificó como el anagrama de ETA.

De inmediato, los trabajadores llamaron a la Guardia Civil, que llegó a los pocos minutos. A partir de ese momento, se intensificaron los controles de tráfico, que causaron importantes retenciones en la autovía Sevilla-Huelva.

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