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Reportaje:SIGNOS

Las represalias de un tiempo oscuro

Un libro recupera la memoria de la Guerra Civil y la posguerra en la provincia de Jaén

Ginés Donaire

Recuperar la memoria histórica en una provincia, la de Jaén, que sufrió como pocas los envites de la Guerra Civil es el objetivo del libro Estudios y actividades. Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén. La obra recoge, a través de casi 500 páginas, más de 3.000 actas de defunción de jiennenses represaliados por el régimen de Franco, además de colaboraciones de investigadores y estudiosos de la Guerra Civil, testimonios y cartas de las personas muertas durante la trágica contienda.

"El libro trata de invitar a la reflexión sobre el peor momento de la historia de España y devolver la identidad a los desaparecidos", señala Miguel Ángel Valdivia, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén, que ha editado este trabajo en colaboración con la Junta y la Diputación jiennense. La provincia de Jaén, que permaneció hasta el fin de la Guerra Civil fiel a la II República, fue de las que más sufrió la represión franquista. Valdivia señala que a mediados de 1940 sólo en la cárcel de Jaén había casi 4.000 presos políticos republicanos, y fueron más de 2.000 los ejecutados en diversas prisiones franquistas.

Trenes de la muerte

No obstante, la violencia colectiva en Jaén empezó desde los comienzos de la Guerra Civil. El triunfo de las milicias sindicales y políticas que apoyaron al Gobierno republicano al estallar la contienda propició una situación en la que la derecha política y sociológica quedó prácticamente anulada. Según expone en el libro el profesor de la Universidad de Jaén Luis Garrido González, en 1936 los Tribunales Populares jiennenses procesaron a 373 personas y dictaron 79 sentencias de muerte. Las víctimas de la represión revolucionaria en los primeros años de la guerra arrastró consigo a personajes relevantes, como el obispo que, junto a 567 detenidos, fueron trasladados el 11 y 12 de agosto de 1936 en los llamados trenes de la muerte a la prisión de Alcalá de Henares (Madrid), aunque nunca llegaron a su destino y fueron fusilados.

Se calcula que las víctimas de la represión en la zona republicana fue de 1.368 personas en los tres años de Guerra Civil; sin embargo, los prisioneros republicanos ascendieron a 20.854 y muchos de ellos fueron ejecutados. Pero la fase más dura de la represión franquista se produjo en los primeros años de la posguerra, con 1.801 ejecuciones entre 1939 y 1943.

Según el profesor Francisco Cobo Romero, de la Universidad de Granada, durante los primeros meses de la posguerra, a medida que regresaban a sus lugares de origen cuantos habían sido reclutados por el Ejército de la República, se procedía al masivo encarcelamiento de toda clase de individuos. De esta manera, durante el año 1939 y la primera mitad de 1940, las prisiones locales de casi todos los pueblos de la provincia albergaron un abultado número de presos, que sistemáticamente eran sacados para ser juzgados -y eventualmente ejecutados- por los Tribunales Militares Especiales constituidos en las cabeceras de los partidos judiciales. A partir de la segunda mitad de 1940 comenzaron a cesar las ejecuciones practicadas en los pueblos de la provincia y los presos sobre los que recayeron penas de cárcel entre los tres y los 25 años fueron trasladados a la prisión provincial de la capital jiennense, donde se prolongaron las ejecuciones hasta 1950. A principios de 1941 la vieja cárcel jiennense -hoy ya derruida- albergaba a 3.991 reclusos, la mayoría de ellos de la provincia.

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