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Reportaje:

El insólito adiós de Capello

El técnico que ganó la Liga se va al Tíbet de vacaciones sin que el Madrid le aclare su futuro

Diego Torres

Fabio Capello, que es del Friuli, se autodenomina "un hombre de frontera". Esto implica que organiza su vida con método, rutinas, y principios básicos. El técnico del Madrid no pudo marcharse de la ciudad sin antes pasarse ayer por su mesón favorito, el Txistu, fiel a su costumbre: compartir una cerveza, un jamón, unas gambas y unos chopitos con sus ayudantes.

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Ahí estaban todos. Franco Tancredi, Italo Galbiati, Massimo Neri y Toni Grande. Brindaron por el campeonato conseguido y se abrazaron antes de coger los aviones que los trasladaron a Milán, Mallorca y Ancona. "¡Ya te llamaré por teléfono!", se decían. Por la mañana habían contratado una empresa de mudanzas para que recoja sus cosas cuando regresen de las vacaciones el 19 de julio.

Después de 20 años de trabajo en común, tal vez el equipo de Capello no vuelva a reunirse. El técnico medita la retirada. Ayer estaba completamente seguro de que no volverá a entrenar al Madrid. Su certeza se construye sobre indicios. Hay gente en el club que le ha dicho que se olvide de volver a dirigir al Madrid, que la decisión de que Schuster será el nuevo entrenador está tomada desde hace meses y que el interludio actual es una pantomima. Luego está la prensa, que asegura lo mismo. Él, por su parte, se siente dolido porque el presidente, Ramón Calderón, no fue capaz de decirle a la cara si seguirá o no. Ambos se separaron en Tel Aviv, el martes, y posiblemente nunca vuelvan a verse.

"Nosotros nos vamos con la satisfacción del deber cumplido", decía Galbiati, que acumula 10 Ligas y tres Copas de Europa. "¿Querían espectáculo? Ahí tienen los partidos contra el Sevilla, el Recre, el Espanyol...".

Mañana Capello viajará de Italia al Tíbet, donde piensa pasar sus vacaciones. "Antes tendré que aclimatarme, porque estaré a 4.000 metros de altura", contaba. El técnico asegura que no le preocupa la final de Copa del Rey entre el Getafe y el Sevilla, ni su finiquito, ni los devaneos de la junta directiva. Si lo despiden será mientras él esté en algún lugar de China.

"Ganar esta Liga ha sido como salir de un pantano", reflexionaba Capello mientras comía una gamba a la plancha. Sus ayudantes asienten. Están tristes porque no quieren irse. Pero creen que la vida les ha regalado una buena aventura. Se sienten orgullosos de haber inculcado unos "valores" a la plantilla, una "personalidad". Dudan de que el equipo pueda resistir si Calderón intenta controlar el vestuario, como hicieron otros presidentes en el pasado. "Entonces el Madrid se va a Segunda", ironizan.

Una vez más, la conquista del campeonato ha dejado al Madrid en estado de convulsión. Ocurrió en 1998, cuando Sanz echó a Heynckes después de ganar la Copa de Europa; se repitió en 2003, cuando el Motín del Txistu resumió el enfrentamiento entre Florentino Pérez y la plantilla que entonces lideraba Del Bosque; y podría repetirse tras el alirón del domingo. No sólo se reproduce el escenario: el mesón. De nuevo el vestuario y la junta directiva disienten. En 2003 los jugadores defendieron la continuidad de Del Bosque. Ahora apoyan a Capello.

La victoria supone un dilema para Calderón. ¿Qué hacer con Schuster? El presidente firmó un precontrato con Bernd Schuster en febrero y se empeñó en defender a Capello hasta el final con la idea de que su tránsito sería infructuoso. Ahora que Capello ha ganado la Liga, el presidente guarda silencio. Contra las convicciones de Capello, que piensa que no seguirá, en el entorno de Calderón aseguran que no hay nada decidido. "El futuro del banquillo es el secreto mejor guardado del presidente", dicen. Los responsables del club aplazan la solución al lunes. Una vez disputada la final de Copa, con Schuster liberado de sus obligaciones en el Getafe, el presidente convocará a una junta. Calderón quiere oír a sus directivos, a los ejecutivos, y a los técnicos, con Mijatovic al frente. El caso del director de fútbol es particularmente desgarrador. Calderón espera que el montenegrino, siempre partidario de Capello, se despoje de sus principios y vote contra el italiano en el momento clave. "Lo hará porque su prioridad es seguir en el Madrid", dicen fuentes del club.

Calderón quiere asegurarse de no asumir en solitario la responsabilidad de echar al entrenador que le brindó la Liga. Quiere a Schuster -o incluso a Laudrup, una propuesta de Mijatovic- pero teme que la destitución no sea políticamente correcta. "Si optamos por mantener a Capello", dice un dirigente, "debemos comprometernos a aguantar hasta el final la clase de fútbol que nos ofrece".

Capello saluda al público en Israel tras el partido de la paz.
Capello saluda al público en Israel tras el partido de la paz.EFE

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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