Una clase media empobrecida
Leía el viernes 16 de junio un sorprendente titular en EL PAÍS: "Los salarios crecen un 4,3%, el mayor ritmo en cuatro años". Me sorprendió porque yo creo que ocurre justamente lo contrario: los sueldos de la mayoría no dejan de retroceder. En el capitalismo sin corazón que nos ha traído la globalización, la mano de obra no cualificada o poco cualificada tiende a comportarse como una mercadería más, sometida por tanto a las leyes implacables de la oferta y la demanda, exactamente igual que cualquier otro bien material (un litro de aceite, un barril de petróleo...).
En nuestro país, la oferta de mano de obra no cualificada o poco cualificada ha aumentado exponencialmente en los últimos años, desplazando la oferta de empleo y bajando el precio de equilibrio, es decir, el salario que percibimos los trabajadores.
Muchas empresas, en este mercado inmisericorde, acuden con las cestas de sus departamentos de recursos humanos a por sus lotes de mano de obra: contables, dependientes de tienda, administrativos, informáticos, cajeras, mozos de almacén, teleoperadores, limpiadores..., y hoy en día, probablemente, ninguno de ellos llegará a mileurista, muchos ni lo soñarán. Cualquiera puede constatarlo en algún portal de empleo: encontrará miles de ofertas de estos oficios por salarios brutos anuales que oscilan entre los 9.000 y 16.000 euros.
"Les pagamos poco, pero es sólo de momento, ya ganarán más; lo importante es que nosotros obtengamos beneficios para poder crear más empleos. Además, hay tanta gente que si no firma uno firmará otro". Éste es el pensamiento dominante.
Un Gobierno que se jacta de ser "de progreso" debería poner coto a estos "desequilibrios" del mercado de trabajo. ¿Para cuándo un salario mínimo interprofesional decente y, sobre todo, muy alejado de la ridícula cifra de 570 euros?
Entre el vergonzoso precio de la vivienda y la evolución de los salarios estamos asistiendo al empobrecimiento masivo de la clase media de este país.
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