Libia acepta el desembarco del pesquero que rescató una patera con 26 náufragos
El Gobierno de Trípoli cede a la presión española tras oponerse durante 24 horas
"De repente se nos ha hecho de día". La frase refleja la alegría de José Durá, armador del pesquero Nuestra Madre Loreto, que la noche del miércoles rescató una patera con 26 náufragos a 95 millas de la costa de Trípoli (Libia), cuando a las cuatro de la tarde de ayer el Gobierno del país africano aceptó acoger a los inmigrantes. La tripulación del pesquero recibió la noticia con cautela: "Estamos contentos y preocupados. Los inmigrantes piensan que van a España. No sabemos cómo reaccionarán cuando lleguen a Libia", señaló José Manuel Sestayo, hermano del capitán.
La tripulación de Nuestra Madre Loreto, con base en el puerto de Santa Pola (Alicante) recibió la autorización para poder entrar al puerto de Trípoli mediante una llamada de la guardia costera de Libia al filo de las cuatro de la tarde de ayer. En esos momentos, el pesquero, con los 25 inmigrantes a bordo y el cadáver del que falleció en el congelador de la bodega, se encontraba a unas 80 millas del puerto de capital de Libia.
"Si todo va bien, sobre las tres de la madrugada de hoy arribaremos a Trípoli", vaticinó José Manuel Sestayo. El hermano del capitán señaló que la tripulación (14 marineros de A Coruña, salvo uno natural de Santa Pola) recibió la notificación con cautela: "Estamos contentos porque la odisea parece que llega a su fin, pero hubiéramos preferido atracar en un puerto de España, Italia o Malta. Tenemos cierta preocupación, sobre todo por la reacción de los inmigrantes".
"Ellos [los inmigrantes, todos hombres, de entre 18 y 25 años] piensan que nos dirigimos a España. Quizás, cuando vean que regresan a África opten por lanzarse de nuevo al mar. Estaremos alerta", añadió. José Manuel subrayó el buen estado en líneas generales tanto de los marineros como de los inmigrantes.
El Gobierno de Libia cedió finalmente a la presión del Ejecutivo español y de la Unión Europea para que acogiera a Nuestra Madre Loreto tras oponerse durante más de 24 horas a la entrada del pesquero al puerto de Trípoli. De hecho, el barco se vio obligado la madrugada de ayer a retornar a alta mar cuando apenas se encontraba a siete millas del puerto de Trípoli.
El frustrado desembarco del pesquero redobló los esfuerzos de la diplomacia española para vencer la resistencia del Ejecutivo del país africano. Al término del Consejo de Ministros de ayer, la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, señaló que el Gobierno había iniciado gestiones con Italia y la UE para alcanzar una "rápida solución".
Para el armador de Nuestra Madre de Loreto, la noticia de la autorización del Gobierno de Libia al desembarco del pesquero fue un bálsamo. "Hemos pasado de la depresión a la euforia. No sé qué tipo de acuerdo habrán alcanzado los Gobiernos de España y Libia pero lo importante era llegar a una solución", aseguró José Durá.
El armador acumula una imborrable experiencia en el campo del rescate de precarias lanchas cargadas de inmigrantes. Durá es el patrón del pesquero Francisco y Catalina, que en julio de 2006 salvó a 51 inmigrantes de un cayuco a la deriva al sur de Malta. Durá y la tripulación convivieron durante ocho días a bordo del Francisco y Catalina hasta que Malta les permitió desembarcar.
Horas antes de conocer el feliz desenlace para la odisea de Nuestra Madre Loreto, el armador expresó que la "falta de colaboración de los Gobiernos" a la hora de acoger a inmigrantes recatados en plena mar, "hace que en el futuro te pienses realizar este tipo de acciones".
La jornada de ayer entre la familia marinera en el puerto de Santa Pola transcurrió entre el pesimismo matinal y la alegría vespertina. "Mis hijos y yo no nos quedamos tranquilos hasta que no hablamos con mi marido", relató Asunción Macià, esposa de José Antonio Ruso, el único tripulante de Nuestra Madre Loreto vecino de Santa Pola.
