El dueño de Mercadona dice que fue mal alumno hasta que se enamoró

Juan Roig, el amo de Mercadona, la empresa líder de los supermercados españoles con cerca de 10 millones de consumidores y 60.000 empleados, fue un estudiante "regular-flojo" hasta que en 1968 entró en la facultad de Económicas y se cruzó con Hortensia Herrero. "Era mucho más estudiosa que yo y eso me motivó a estudiar más si quería salir con ella" dijo ayer Roig, refiriéndose a su esposa, tras ser investido doctor honoris causa por la Universidad Politécnica.

Juan Roig consiguió transformar una pequeña red de ultramarinos surgida a finales de los setenta del negocio Cárnicas Roig en un gigante con más de 1.000 supermercados y una filosofía orientada a la satisfacción del cliente (al que llama "jefe") y del empleado (fue la primera gran empresa española que decidió hacer fijos a todos sus trabajadores) y a la fidelización de los proveedores. Supo aprovechar el cambio social registrado en los ochenta, cuando la incorporación de la mujer al trabajo levantó el acta de defunción de las pequeñas tiendas de alimentación. Y la década siguiente libró una dura batalla contra el modelo de los hipermercados -cuya base estaba en la periferia frente a la distribución por barrios de Mercadona-, en la que acabó imponiéndose.

El primer empresario que recibe la máxima dignidad académica por la universidad del campus de Vera tuvo que interrumpir ayer en cuatro ocasiones su discurso a causa de la emoción. En casi todas, después de nombrar a algún miembro de su familia. En todos los casos la pausa fue respondida con una fuerte ovación.

Roig, nacido en 1949, afirmó que siempre ha regido su negocio aplicando la "ley natural" de la "Verdad Universal de la Reciprocidad", que se resume en tres verbos: "dar" (satisfacer a las personas) "pedir" (aquello que se necesita) y "exigir" (cuando no se cumplen los compromisos).

El empresario se formó "en la competencia" (la Universitat de València) donde además de a su esposa conoció a Francisco Pérez, hoy catedrático en esa universidad y director del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), encargado de hacer la laudatio de Roig. Pérez afirmó que el éxito de Mercadona "es la consecuencia de haber comprendido que alinear los intereses de los distintos grupos humanos que se relacionan con la empresa, y promover la cooperación en un mundo complejo y cambiante como el actual, no sólo es éticamente deseable, sino factible y rentable". Un modelo, apuntó, "del que existen más ejemplos entre empresas de naturaleza fundacional o cooperativa que entre las de propiedad privada".

Roig, siguió el director del IVIE, descubrió la utilidad de potenciar los "canales de información informales" a través de dos vías: "La primera la forman las relaciones personales y duraderas con los clientes, gestionadas por una plantilla formada por trabajadores fijos y comprometidos con la empresa, que permanecen en las tiendas dando continuidad a la red de contactos con el entorno. La segunda, la red de vínculos que otros trabajadores y directivos desarrollan con los proveedores, con los se construyen estructuras duraderas de cooperación". Mercadona cuenta con 100 "interproveedores", que le suministran los llamados productos blancos, ofrecidos bajo marcas como Hacendado, que suponen cerca de un 35% de las ventas de la empresa.

El rector Juan Juliá destacó que Mercadona es la "cuarta compañía con mayor reconocimiento (reputación) del mundo y por tanto la primera española", según un estudio del Reputation Institute publicado en la revista Forbes. Y que el acto de ayer demostraba el compromiso del centro con la "interacción universidad-empresa". El doctorado honoris causa fue propuesto por la facultad de Administración y Dirección de Empresas.