Las almadrabas de Cádiz capturan más atunes pero más pequeños

Las cuatro almadrabas de la provincia de Cádiz, los sistemas de redes que sirven para capturar los atunes rojos que viajan desde el Atlántico hasta el Mediterráneo, han realizado este año 8.200 capturas. Son casi 2.000 más que las contabilizadas el año pasado por los empresarios almadraberos. Eso sí, el peso medio del atún ha descendido. De los 156 kilos de 2006 se ha pasado a los 140 de este año. Es el peor símbolo de la evolución de una especie devastada sobre la que el Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europea acaba de aprobar una batería de medidas para su protección.

La almadraba con más atunes ha sido la de Barbate que ha superado levemente las 3.000 capturas. A este sistema todavía le quedan más oportunidades. Las redes están siendo preparadas ahora para la pesca del revés, la que sirve para atrapar a los atunes en su regreso hacia el Atlántico. Las otras tres ya han comenzado a levarse. Son las Conil, que ha cerrado con 2.200 capturas, Zahara, con 1.800; y Tarifa, con 1.160.

"Este año ha habido un leve aumento de la capturas y un mejor reparto entre cada almadraba", señala la gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba, Marta Crespo. Sólo la de Barbate ha superado el límite simbólico de las 2.500, la barrera que, según los empresarios, sirve para hacer que cada sistema de redes comience a ser rentable. "La tendencia sigue siendo a la baja, caminamos hacia las pérdidas", añade.

Lo que más preocupa es el descenso del tamaño medio de los atunes. Hace dos años esa talla media superaba los 200 kilos. Este año ha caído hasta los 140. Con todo, esta cifra está lejos del tamaño mínimo fijado por el Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europa que acaba de fijar esa talla en los 30 kilos, frente a los 10 en los que estaba antes. Son medidas para proteger una especie devastada por las prácticas realizadas, sobre todo, en otros países donde se realizan capturas indiscriminadas a través de otros sistemas de pesca. Según Marta Crespo, los efectos de las medidas recogidas en este plan tardarán entre siete u ocho años en notarse.