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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Símbolos

El martes, Antena 3 emitió La tumba perdida de Jesús, una interesante mezcla de documental e historia sagrada. Sinopsis: en 1980, una excavadora descubre una tumba con osarios que podrían contener los restos de Jesús y de su familia. El hallazgo moviliza los círculos arqueológicos y religiosos. El documental, pues, tiene los ingredientes de la ficción: una investigación, un tesoro, un secreto, cierto tomate (¿están enterrados juntos Jesús y María de Magdala?), controversias y cámaras robotizadas que descienden hacia los abismos. Si a eso le añadimos la dimensión simbólica del protagonista, obtenemos un cóctel que podríamos denominar sacrodocuthriller. También es una lección de historia, con aliños etimológicos y testimonios tan verosímiles que parecen corresponder a una parodia realista de documental. La sensación de verosimilitud la refuerzan los numerosos estudiosos que aparecen interpretando escrituras y alardeando de recursos de arqueología forense (un híbrido entre CSI y los viajes del comandante Costeau). El ritmo lo pone James Cameron, un productor que domina los atajos del entretenimiento pero que se pierde en las reconstrucciones, más peliculeras que cinematográficas. Y la identificación con el espectador la estimulan las referencias a una familia, la de Jesús, más mediática que los Simpson.

La voz en off serpentea por el metraje dejando un rastro de hipótesis acumulativas y expandiendo el tono adecuado de suspense que requiere este argumento. No es una historia cualquiera. Hoy está presente en muchas de nuestras referencias: apocalipsis, diluvios, chivos expiatorios, decálogos, profetas, manás o leyes del talión. A la mañana siguiente, para compensar tanta inmersión bíblica, un informativo matinal de TVE informó de la exposición de Frida Kahlo en México y su comisario, recurriendo a una simpática fórmula irreverente, dijo que los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo eran "nuestros Adán y Eva, porque a partir de ellos empezó todo". De algún modo, pues, el arte y el misterio sagrado son parientes.

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