Chile se destapa
El filósofo Martín Hopenhayn relata cómo su país vence el pudor
Martín Hopenhayn, filósofo chileno que estudió con Gilles Deleuze en París, se medirá hoy con su colega español Fernando Savater en Casa de América, donde debatirá con él sobre cómo su país perdió el pudor. La intervención de Hopenhayn, autor de ensayos como Ni apocalípticos ni integrados: aventuras de la modernidad en América Latina, se enmarca en el ciclo Chile piensa que organiza la Embajada chilena y que abrió hace unas semanas el ex presidente Ricardo Lagos. EL PAÍS está entre los patrocinadores del ciclo.
¿Chile piensa? A Hopenhayn, que ha estado en Santillana del Mar hablando de Carlos Fuentes en el ciclo Lecciones y maestros, ríe ante el título del ciclo, "sí, pareciera que haya un ente pensando, Chile mismo"; lo cierto es que "Chile se mueve, y hay mucha gente que piensa", que superó una losa, la de la dictadura. "Ahora hay una sociedad mucho más autorreflexiva, que ha hecho su saldo con la memoria, terminó su catarsis con respecto a la historia terrible de asesinados y desaparecidos", y ya ha limpiado su espejo retrovisor.
Ahora, cree el filósofo, "ya no prosperan las claves autoritarias, la democracia cristiana ha dejado de ser determinante en los Gobiernos, y el papel de la Iglesia ya no es el que era". Se superó "la ola de conservadurismo moral, se legalizó el divorcio (¡el último país de América que lo permitió!), se normalizó la planificación familiar, no se persigue a los ateos... Ya Chile no está en el limbo".
De modo que Chile se destapa. "Ha dejado de ser Chile un país-convento abierto al mundo; era un país hipócrita, moralizante, hasta que en el año 2000 algo empieza a cambiar, y cambia rápido. Hace unos años en la tele no se podía decir mierda". Ya no se puede decir sin caer en el anacronismo, dice Martín Hopenhayn, "que Chile es un país parroquial".
Para llegar ahí, "tuvo que venir Lagos, que era un gobernante agnóstico, librepensador; se abrió el país a la información, y, sobre todo, se produjo un fenómeno extraordinario, el que representa The Clinic, la revista satírica que surgió cuando estaba Pinochet preso en Londres". Esa revista que empezó siendo un juego sin más apoyo que el de unos locos atrevidos, "vende ahora 200.000 ejemplares, y ayudó de manera decisiva a cambiarle al país la cara que tenía".
Fue, dice Hopenhayn, la señal "de que el país se destapaba, y ganó en soltura y en cierta frivolidad. Chile empezó a no tomarse demasiado en serio. Estamos atrapados entre dos cordilleras, pero tenemos más oxígeno. ¿Un símbolo del destape? Fíjese que un programa radial, de consultorio sexual, congregó a más de medio millón de oyentes. Oyendo una cópula. Eso hubiera sido impensable en el Chile previo al año 2000".
Hoy, a las 19.00. Casa de América. Paseo de Recoletos, 2. www.casamerica.es
El 'destape' chileno (Descubriéndose en la aldea global).
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