Hamás se lanza a la conquista de Gaza
Grupos de milicianos de Al Fatah huyen en desbandada acosados por los islamistas palestinos
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, incapaz de imponer la paz entre sus partidarios y los del movimiento islamista Hamás, acertó al menos a valorar la situación en Gaza que ayer se cobró la vida de 33 palestinos, lo que eleva a 81 las víctimas desde el sábado. "Es una locura y hay que frenarla cuanto antes", dijo tras conversar por teléfono con el líder de Hamás en el extranjero, Jaled Meshal. Los islamistas están logrando su objetivo de controlar la franja de Gaza a nivel político y sobre todo militar. Los múltiples ataques en varias sedes y cuarteles de las fuerzas de seguridad y del brazo armado de Al Fatah, visiblemente colapsado ante esta ofensiva, llevaron a decenas de militantes nacionalistas a huir a Egipto
Los choques causaron 33 muertos ayer, lo que eleva a 81 las víctimas desde el sábado
La conversación entre Abbas y Meshal, así como los intentos de pacificación por parte de Egipto y de la Liga Árabe, fueron aplastados por los disparos y bombas, como las que hicieron estallar milicianos de Hamás en un túnel debajo del cuartel de la Fuerza de Seguridad Preventiva Palestina -vinculada a Al Fatah- en Jan Yunis, en la franja de Gaza. En el ataque murieron 13 personas.
Hamás prosiguió golpeando la infraestructura de Al Fatah en diversos puntos de la franja. Anoche, todas las bases de las fuerzas de seguridad, salvo dos en la ciudad de Gaza, ya estaban bajo la bandera verde de Hamás. Un ayudante de Abbas, citado por diplomáticos occidentales, señaló que Gaza estaba "perdida" para las fuerzas de Al Fatah. De hecho, Hamás controlaba ya todo el norte y el sur de la franja.
Anteriormente, unos 40 miembros de las fuerzas de seguridad decidieron huir a Egipto y cruzaron la frontera de Rafah. Entregaron las armas a los guardias aduaneros egipcios, reconociendo que "prefieren vivir fuera y no intentar sobrevivir en el infierno de Gaza". Agentes palestinos activaron explosivos en el muro del Paso de Filadelfi, que les separa de Egipto, haciendo un agujero suficientemente grande para que algunos palestinos huyeran. Portavoces de Al Fatah se quejaban de la falta de armamento y municiones. Israel confirmó que el movimiento nacionalista ha pedido autorización para pasar armas a la franja a través de la frontera, aunque se ha denegado.
El viernes por la tarde es la fecha que Hamás se ha impuesto para completar el dominio de la franja. "Les exigimos que entreguen las armas y salgan de sus bases antes de las siete de la tarde. De lo contrario, les perseguiremos sin piedad", emitió la radio islamista de Gaza.
Si en Gaza es Hamás quien lleva la iniciativa, en Cisjordania Al Fatah amenaza con devolverle con la misma moneda. En Nablus, un líder de su brazo armado, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, amenazó con matar a los miembros de Hamás "si no cesan de atacar a nuestros hombres en Gaza", según la agencia palestina Maan. "Damos a Ezedin el Kassam (el brazo armado de Hamás) y a la fuerza armada ejecutiva (creada en el Ministerio de Interior y vinculada a Hamás) 12 horas para que paren sus agresiones contra miembros de Al Fatah y los cuerpos de seguridad y vuelvan a sus bases".
Mientras, Abbas y el primer ministro islamista, Ismail Haniya, emitieron un comunicado conjunto pidiendo el cese de hostilidades tras una conversación telefónica.
Movidos por el hastío y la indignación, cerca de mil ciudadanos de la ciudad de Gaza dijeron ayer en voz alta "basta de matar", saliendo a las peligrosas calles para manifestarse y protestar contra los milicianos. "Basta de matanzas, estáis destrozando todos nuestros sueños, matando a nuestros hijos. ¿Os habéis vuelto locos?", preguntaba con rabia Mohamed a los hombres armados. Una marcha que acabó con la muerte de un manifestante, abatido desde una improvisada barricada en plena calle de Gaza. En general, los civiles no pisan la calle y procuran concentrarse con sus familias en cuartos alejados de puertas y ventanas para evitar las "balas perdidas".
La guerra civil puede limitar aún más la ayuda internacional, tras la muerte ayer de dos trabajadores palestinos de la agencia de la ONU de ayuda a los refugiados palestinos (UNRWA) por tiroteos entre milicianos. Cristopher Gunnes, portavoz del organismo, dijo: "A la vista del incremento de las amenazas a nuestro personal, la UNRWA no tiene otra opción que limitar sus operaciones en Gaza".
La agencia de la ONU ha clausurado tres de sus cinco centros de distribución de alimentos y siete de sus clínicas médicas. La mayoría de estos centros han sufrido daños materiales. La noticia es trágica en un territorio donde el 80% de la población depende de la asistencia de esta agencia y de otras similares. La UNRWA ha comunicado que, pese a todo, intentará seguir suministrando ayuda médica esencial y ayuda alimentaria.
Muchos no confían en un desenlace pacífico del conflicto ni en las ayudas que no llegan del exterior, y han decidido que es hora de abandonar Gaza. Sin embargo, el Gobierno israelí ordenó el cierre de todos los pasos fronterizos con la franja, ante el temor de un ataque de Hamás. Ante el paso de Rafah se agolpaban ayer por la tarde decenas de palestinos con esperanzas de escapar. Al anochecer, se encontraron con una frontera cerrada, y una zona ya controlada por los milicianos de Hamás.
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