Los 'ultras' toman Paterna
20 radicales insultan durante media hora a los jugadores del Valencia, que se encaran con ellos
Al calor de un presidente condescendiente, Juan Soler, y de un director deportivo, Amedeo Carboni, que les ha pasado la mano por el lomo, los ultras del Valencia se han vuelto a sentir importantes. Ayer, por ejemplo, una veintena de ellos decidió interrumpir el entrenamiento del equipo con casi media hora de insultos dirigidos a los jugadores. Éstos se les encararon y sólo la valla que los separaba del campo impidió que llegaran a las manos. El capitán, Albelda, fue el más enérgico en el rechazo a los improperios. "Ésta es la imagen que estáis dando en España. Seguid así y tendréis un equipo de mierda. Se irán los mejores jugadores", espetó a los hinchas furibundos.
Los futbolistas aguantaron los insultos durante 25 minutos. Hasta que saltó Morientes y se enfrentó a los radicales. A socorrerle acudieron Marchena y Albelda. El técnico, Quique Flores, había intentado disuadir a aquéllos sin éxito, por lo que ordenó cambiar de campo el entrenamiento. Las descalificaciones fueron indiscriminadas hacia los jugadores -la batería de siempre: "borrachos, peseteros, sinvergüenzas..."-. El supuesto desencadenante fue la derrota ante el Levante del pasado sábado (4-2).
Quique está convencido de que continuará en el banquillo la próxima temporada
Los ultras acudieron el lunes a Paterna y advirtieron de que volverían el martes. Ayer cumplieron su promesa. Nadie en el club les impidió el paso a pesar de que sabían de sus intenciones. Es el desgobierno que reina en la entidad, en la que gran parte de los empleados está en vilo sobre su futuro. Quique y Carboni, entre ellos. "El 30 de junio se sabrá si hay una remodelación en el terreno deportivo. Tengo las ideas muy claras y la decisión tomada", dijo ayer Soler, según informa Nadia Tronchoni. Es la ambigüedad que ha cultivado el presidente. "No sé si seguirá Quique, Carboni, uno de los dos o ninguno", declaró hace unos meses.
Mientras tanto, desde el vestuario se sospecha que los radicales tienen respaldo. "Tenemos la mosca detrás de la oreja de que el club está apoyándolos", dijo un jugador a este periódico. Soler, que no había visto las imágenes del altercado porque estaba "reunido", rechazó el ataque de los ultras, aunque también les envió un guiño de complicidad: "Cuando se han lanzado objetos al césped de Mestalla, nunca han venido de la parte de los Yomus. En el estadio, cada uno puede animar a su equipo como quiera".
L'Agrupació de Penyes Valencianistes condenó las increpaciones de "algunos pocos aficionados que no representan a la afición". Esta misma asociación también lamentó "los actos vandálicos" del pasado sábado en la Delegación de Peñas del Levante antes del partido, en alusión al brutal ataque de un grupo de ultras valencianistas a hinchas granota, entre los que hubo dos heridos.
Objetivamente, la campaña del cuadro de Quique ha sido moderadamente buena: cuarto clasificado en la Liga y cuartofinalista en la Champions. Todo ello, lastrado por un número infinito de lesiones y de tensiones entre Quique y Carboni, que se han pasado todo el curso a la greña sin que Soler haya puesto fin a la guerra. Casi al revés. Se ha sentido cómodo viendo cómo se despedazaban sus empleados y cómo el público de Mestalla iba tomando posiciones en favor de uno u otro. Mientras tanto, él quedaba a salvo del furor de la grada.
Éste es el caldo de cultivo que en las últimas semanas ha alimentado la crispación de Mestalla, que ya gritó en contra del entrenador en el último partido en casa, ante el Villarreal (2-3). De ahí, cierto resquemor de Quique ante el choque del domingo contra la Real Sociedad. Teme que para algunos se convierta en un referendo sobre su continuidad. En cualquier caso, él está convencido de que seguirá porque Soler le prometió hace unos meses que cumpliría el año que le queda de contrato y le dio a entender que Carboni no continuaría. En esa línea, el club ya ha cerrado uno de los fichajes que pidió: Arizmendi, delantero del Deportivo.
Ante la convulsión de la jornada, Soler anunció ayer una nueva reestructuración de sus áreas de gestión. Es la tercera en sus casi tres años al frente del Valencia. Habrá un director comercial y de comunicación (Jesús Wollstein), uno de patrimonio (Antonio Muñoz), uno de administración (José Vicente Navarro), otra de relaciones institucionales (María José Claramunt), uno de la ciudad deportiva (Enrique Esteve) y otro de la parcela económica (Javier Gómez).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.