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Adolfo Domínguez sienta a Castellano en su consejo

La firma cerró 2006 con un beneficio neto del 41,4% e inicia una nueva expansión

"Doy la bienvenida a José María Castellano, que es una persona mítica en este país". Con este saludo, Adolfo Domínguez sentó ayer en el consejo de administración de su empresa al ex vicepresidente de Inditex que accede a la firma orensana sin más poderes que el de "aconsejar", ya que "no quiere funciones ejecutivas". La incorporación de quien fue rostro de Inditex durante tres décadas tuvo lugar en la asamblea de accionistas.

En la reunión del accionariado también se dio cuenta del crecimiento de la empresa, que en 2006 alcanzó un beneficio neto del 41,4%, con un aumento en un 2,5% el beneficio sobre ventas de 2005. "Es impensable igualar ya estas expectativas de crecimiento, pese a que tengamos margen y fondos para acometer una nueva expansión", reconoció satisfecho el empresario.

Adolfo Domínguez S. A. cerró el ejercicio de 2006 con un crecimiento del 19,4% en las ventas que alcanzaron los 181,8 millones de euros -de los que 29 millones se registraron fuera de España- y con una penetración en el mercado internacional de 400 nuevos puntos de venta, 98 de ellos en el extranjero. Los resultados han sido avalados en Bolsa, ya que el beneficio por acción ha aumentado en un 39% -pasa de 2,3 a 3,2 euros por acción-, según se puso de manifiesto ayer en la asamblea de accionistas. La empresa repartirá un dividendo de 0,8 euros por acción.

Esta rentabilidad, y la existencia de unos fondos propios de 119,3 millones de euros, con un endeudamiento muy bajo -del 1,26%- ha permitido a la empresa orensana financiar, con el cash flow generado por el negocio, su política de expansión en Asia (Japón y China) y desarrollar un nuevo concepto de macrotienda, de en torno a 1.000 metros cuadrados.

La incorporación de Castellano, con gran experiencia de gestión y contactos en todo el mundo, está precisamente vinculada a este plan de expansión internacional de la firma orensana.

Ayer, al término de la asamblea, el nuevo accionista eludió pronunciarse sobre su papel en Adolfo Domínguez S. A. Fue el presidente quien elogió su perfil. "Sabe mucho, su consejo es muy experimentado; es uno de los pocos individuos que habla con conocimiento de causa". Domínguez alabó además la vinculación de Castellano a Galicia. "En eso hace como yo", señaló, "que no me voy ni de Ourense".

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"Quiero un bosque"

Y no sólo no se va de la provincia, con la que mantiene una relación de amor-odio, sino que espera poder iniciar el próximo año el que será su sueño: una "intervención modélica" en el Val da Rabeda, en donde el Gobierno autónomo ha previsto la inversión de 400 millones de euros y medidas de rehabilitación del patrimonio.

Tras once años de intentos infructuosos de adquirir suelo en la despoblada Paderne, dentro del propio Val da Rabeda, Domínguez podrá cumplir ahora su deseo: "No quiero un polígono industrial, quiero un bosque", proclama. Y es que el empresario necesita un millón de metros cuadrados para llevar a cabo "la más bonita intervención industrial de España, de la que Ourense se sentirá orgulloso". Un proyecto de ecofábrica para el que cuenta con el trabajo de su hermana Laura y del arquitecto, también orensano, Iago Seara.

Un bosque "en el que no explanaremos, sino que respetaremos los árboles y nos adaptaremos a la tierra, aprovechando los claros que ya han sido abiertos por el hombre". Será una fábrica que aprovechará apenas el 30% del terreno, "rodeada de vida salvaje, en la que poder oír el canto de los pájaros, como oigo al ruiseñor cada mañana cuando me levanto en mi casa".

El empresario cuestiona la política urbanística orensana. "Ridículamente, lo caro en Ourense es respetar el medioambiente por la presión especulativa que se podría entender en la costa, pero no en la Galicia interior, desertizada. Esto sólo evidencia que los mecanismos de mercado no funcionan", dice.

Con la luz de la Xunta abriéndole el camino deseado, Domínguez reflexiona: "La administración debe comprar suelo; no puede ser que por su falta se vayan las iniciativas". Y augura: "A largo plazo, la inversión será rentable para la empresa y para la sociedad; será un modelo para intervenciones futuras".

Pero pese al mensaje sobre las previsiones empresariales ecologistas, Domínguez tuvo que rendir cuentas en la asamblea a un único accionista, el representante de la ONG Amarante -preocupada por las condiciones laborales y medioambientales- que compró acciones de la empresa para evaluar el grado de compromiso social. Xoán Hermida, director de la ONG, felicitó a la firma por el avance en las prácticas sociales, pero reclamó un modelo de empresa "socialmente responsable, igual que lo es en diseño y calidad", con políticas de transparencia en cuanto a los lugares de producción y de información al consumidor. Solicitó salarios dignos y seguros médicos para los trabajadores asiáticos e insistió en los derechos de representación sindical y de libertades individuales en China, en donde está prohibida la libre sindicalización. "El hecho de producir en países en donde no se garantiza el respeto laboral de la OIT es muy cuestionable", concluyó.

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