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Reportaje:

Plante contra el calor

Huelga en la construcción para reclamar la jornada continua

Manuel Planelles

Manuel Urbano es un cazador de sombras en verano. Este obrero de 44 años encuentra debajo de la hormigonera un refugio contra el Lorenzo, que aprieta ya en los tajos de Andalucía. "Desde ahí vigilo la mezcla porque al sol, a 45 o 50 grados, es imposible estar". Con "sombritas" y agua, mucha agua por la cabeza, combaten Manuel y su compañero Francisco Javier Moscoso el calor en la obra de Córdoba en la que se ganan el pan. "Pero en verano después de la comida esto es horroroso, tercermundista", añade Manuel. Ninguno de los dos va a trabajar hoy y mañana. Están de huelga contra el calor.

UGT y CC OO han convocado al paro a los 450.000 trabajadores de la construcción de Andalucía. Su principal reivindicación es que se aplique la jornada continua de siete horas para evitar trabajar por las tardes durante los tres meses de verano.

La situación es dispar en Andalucía. En cada provincia se negocia el convenio por separado y algunos trabajadores salen peor parados que otros. En Córdoba y Sevilla existe una jornada continua durante algunas semanas de verano. Sin embargo, en otras provincias como Almería o Huelva esta posibilidad ni siquiera está recogida en el convenio, según CC OO y UGT. Los sindicatos piden que los obreros puedan finalizar su jornada antes de que empiece a apretar el calor. Esgrimen como argumento las dos muertes por golpes de calor que se registraron el año pasado en la obra. A finales del mes de agosto de 2006, sólo dos días después de que finalizara la jornada continúa en la provincia de Córdoba, un albañil de Posadas falleció, según CC OO y UGT, por un golpe de calor.

Tras aquel accidente laboral los sindicatos reclamaron a los empresarios que tuvieran en cuenta las altas temperaturas que se estaban registrando y eximieran a sus empleados de ir a trabajar por las tardes. Y anunciaron su intención de extender la jornada continua en el tiempo (los tres meses de verano) y en el espacio (a las ocho provincias andaluzas). Y, cuando ha llegado el momento de negociar los convenios, CCOO y UGT han puesto sobre la mesa esa reivindicación. El viernes pasado se reunieron en Sevilla con Fadeco, la patronal. Pero no hubo acuerdo y el paro no se desconvocó. Actualmente se está negociando el convenio marco para todo el país. Luego, en cada una de las provincias, se fija entre los representantes de los trabajadores y la patronal el calendario laboral definitivo y las retribuciones totales. "Pedimos un cambio de mentalidad" a los empresarios, dijo ayer Francisco Carbonero, secretario general de CC OO en Andalucía. "No se puede trabajar en el siglo XXI a las cuatro de la tarde y con 41 grados centígrados", añadió.

Otra de las reivindicaciones que justifica para los sindicatos el paro convocado es la disparidad en los salarios. Reclaman que se igualen, se entiende que por arriba, las retribuciones que reciben los trabajadores de la construcción en Andalucía. Por ejemplo, un peón de albañil en Huelva cobra 1.825,76 euros anuales menos que uno en Granada, según los datos de CC OO y UGT. Los sindicatos aseguran que esto provoca que se den situaciones como que un empresario contrate a un obrero en una provincia para que trabaje en otra donde debería cobrar más.

Pero la reivindicación que más eco ha tenido en el sector ha sido la de la lucha contra el calor. "Entre las tres y las cuatro de la tarde es el peor momento, acabas de comer y es imposible", asegura Manuel. "A mí no me importa madrugar más, pero los empresarios dicen que con la jornada continua hay menos productividad", añade. "Aquí

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[en una obra de Córdoba en la que trabajan unos 70 obreros] vamos a ir a la huelga el 90%, todos", afirma su compañero Francisco Javier Moscoso, un operario de grúa de 26 años.

"El problema será en los pueblos, donde habrá más presión para que se trabaje y menos control", vaticina Francisco. A unos cien metros, Manuel Roldán, 26 años, y Francisco Rodríguez, 25, se esmeran por terminar un acerado.

"Vamos a ir a la huelga, aunque lo malo es que te lo descuentan del sueldo y eso se nota al final de mes", dice Francisco, oficial de primera. "Mortal", "fatal", "tremendo"... Responden los dos cuando se les pregunta por cómo es el trabajo las tardes de verano. "Lo peor es cuando te toca meterte en una zanja de 15 metros de profundidad, te crees que vas a morir", relata Manuel Roldán, peón especialista. "Si por lo menos nos dejaran quitarnos la camiseta nos poníamos morenos", bromea Francisco antes de volver al tajo.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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