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ASIER GRANDMONTAGNE: "Me he metido en un piso libre porque no puedo esperar más"

Asier Grandmontagne, 28 años, lleva apuntado en el Servicio Vasco de Vivienda-Etxebide desde hace siete. Este delineante con trabajo estable desde hace unos años, se inscribió con la idea de probar suerte y con la esperanza de que a partir del cuarto año le tocara algo. Pero el tiempo ha pasado y no ha tenido más remedio que buscarse la vida en el mercado libre.

"Cuando me apunté no me planteé el alquiler, pero después viendo como han ido las cosas a lo mejor me lo tenía que haber replanteado", comenta.

Asier ha participado en una media de dos sorteos por año y en ninguno ha tenido suerte. "Lo más cerca que he estado de llegar a un piso es mi situación actual, que estoy en el puesto 55 en la lista de espera. Es decir, que si rechazan el piso los que están antes que yo podría optar a esa vivienda". Grandmontagne está incluido en un cupo de edad (mayores de 27 años) y de años de permanencia en Etxebide (más de cuatro), lo que en teoría puede hacer más fácil que le toque. "A pesar de que hay más posibilidades, el caso es que no he tenido suerte".

Después de tantos años apuntado a los sorteos, Asier se ha metido en un piso en el mercado libre en un pueblo cercano a Vitoria. "No me puedo comprar un piso en Vitoria y lo más accesible a mis posibilidades estaba en un pueblo. En Vitoria, un piso de 80 metros cuadrados con garaje y trastero está sobre los 360.00 euros. Donde lo he comprado (en Legutiano) cuesta 240.000. No puedo esperar más. La cuenta de ahorro-vivienda se me acaba en un año y para que no me pille el toro he empezado a mirar".

Sin embargo, seguirá apuntado en Etxebide al menos dos años más, hasta que le entreguen el piso en Legutiano. "Hasta que no firme las escrituras, legalmente puedo seguir participando en los sorteos".

Asier, con un trabajo estable como delineante, hubiera intentado la emancipación del hogar familiar hace un par de años si el precio de la vivienda hubiera sido más asequible. "Cuando voy a un sorteo y no me toca, me llevo mal rato, pero lo acepto. Lo que me da rabia es cómo se han sorteado algunos pisos por parte del Ayuntamiento, los que tocan a las cooperativas, los de precios tasados. La vivienda es una cuestión muy delicada y ningún político puede jugar con ella".

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