Un impulso decisivo a la reforma laboral
Nicolas Sarkozy quiere aprovechar el impulso político de su elección para sacar adelante una serie de reformas destinadas, en buena parte, a inyectar dinero en el bolsillo de los franceses. El paquete fiscal que su ministro de Economía y Trabajo, Jean Louis Borloo, tiene previsto presentar el próximo día 20 en el Consejo de Ministros, incluye la liberación y exención de impuestos de las horas extraordinarias, una manera de desmantelar la semana laboral de 35 horas instaurada por el Gobierno socialista de Lionel Jospin (1997-2002), a la que la derecha atribuye la falta de competitividad de la economía francesa.
Otra de las medidas clave es bien conocida por los españoles: la deducción de los intereses de los préstamos para la compra de la vivienda del impuesto sobre la renta. Sarkozy está convencido de que una medida de este tipo, que a efectos reales cuenta en los bolsillos de los contribuyentes, especialmente de las clases medias, impulsará el consumo, creará empleo y permitirá un crecimiento económico por encima del 2%. Por el momento, Sarkozy ha optado por aplazar la reducción de la deuda pública en favor de esta reactivación del crecimiento.
En último término, la razón principal por la que Sarkozy necesita un respaldo masivo y una mayoría aplastante en la Asamblea Nacional es para poder sacar adelante la siempre aplazada reforma del modelo laboral, extraordinariamente rígido y caro, tanto en lo que se refiere a los costes sociales a los que deben hacer frente las empresas, con la pérdida de competitividad que esto supone, como al montante de las subvenciones y desgravaciones fiscales que el Estado les concede. El presidente quiere fijar un único contrato laboral fijo, pero más flexible que el actual.
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