Una motocicleta y 15 automóviles, sacados de las páginas de Tintín
Es cierto que el famoso reportero belga sólo tuvo un par de coches propios -el Ford T que aparece en Tintín en el Congo y una especie de Amílcar que sale en El país de los soviets-, pero llegó a conducir un buen número de ellos en sus diversas aventuras. Hasta 79 modelos distintos pueden ser identificados dentro de la iconografía tintinera.
La relación de Tintín con el automóvil viene marcada por la afición de Hergé, padre de la criatura, a las cuatro ruedas. Pese a ello, el dibujante no lograría adquirir su primer coche hasta que tenía cumplidos los 30 años; fue un Opel Olympia de 1938, que no tardó en aparecer en El cetro de Ottokar. Más adelante sería dueño de un Porsche 356, un Lancia Aurelia B20, un Alfa Romeo Giulietta Sprint Veloce... se ve que tenía debilidad por la maquinaria italiana.
Algunos desempeñaron un papel protagonista en las historias de Tintín, como explica con todo detalle el libro Tintín, Hergé y los coches (Zendrera Zariquiey 2004, en catalán y castellano). La idea de convertir este tema en una exposición con coches reales fue de Lucien-André Beckers, tintinófilo y coleccionista belga, que la presentó en el pasado Salón de Bruselas - dónde si no- con motivo del centenario del nacimiento de Hergé. La exposición que hasta el día 17 puede verse en el Salón del Automóvil reúne una quincena de coches y una moto -una FN monocilíndrica de 1936-, ambientados por las viñetas correspondientes a cada historia y, en algunos casos, el atrezzo que les acompañaba (maletas, cajas, ametralladoras, cámaras, etcétera). Incluso figura el pequeño Bugatti rojo del insufrible Abdallah, al que Milú le hubiera pegado con ganas un buen mordisco en el trasero.
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