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Columna
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ETA busca nuestra alegría

Con su habitual delicadeza de madre exquisita, ETA anuncia la ruptura de la tregua y, como es una banda terrorista que gasta el mejor humor, nos guiña el ojo insinuándonos que no olvidemos el cómico atentado del pasado 30 de diciembre contra la T-4 del aeropuerto Madrid-Barajas. Con el buen humor que genera la tranquilidad de conciencia -¿quién no tiene la conciencia en paz cuando está embarcado en una guerra de liberación nacional?-, ETA nos anuncia una tregua que ha tenido de tregua lo que aquella lumbrera intelectual que se llamó Sabino Arana tuvo de torero rondeño. ¿Daba pases de pecho mirando a las gradas del estadio de San Mamés, del Athletic, Sabino Arana, cuando lanzaba sus soflamas cargadas de xenofobia, clericalismo ultramontano como el que gasta nuestro actual cardenal de Madrid, Rouco Varela, y alergia incurable a los aires renovadores que trajeron las dos últimas décadas del siglo XIX?

Con este atentado del pasado 30 de diciembre, en el que fueron asesinados los ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, ETA demostró una vez más estar al día en métodos destructivos. ¿No atentaron los terroristas de Al Qaeda contra trenes en Alcalá de Henares y asesinaron a casi 200 personas? Pues ellos también dan espectáculo en sus atentados: colocaron más de 500 kilos de explosivos en el aparcamiento de la Terminal 4 y la noticia voló de Madrid a Corea del Sur en décimas de segundo. Es verdad que ETA también, antes de las hazañas de Al Qaeda, tenía una buena experiencia en crímenes masivos de ciudadanos -el atentado de Hipercor perpetrado en Barcelona causó 21 víctimas mortales y en el atentado de la plaza madrileña de la República Argentina murieron 12 guardias civiles- pero, naturalmente, desde los atentados de Al Qaeda, las bandas terroristas que asesinan a ciudadanos de uno en uno -o incluso de cinco en cinco- emiten una imagen de sólo aficionadillos al crimen.

Tecleo en el buscador de Google la frase "asesinatos de ETA en Madrid" y aparecen 900.000 entradas con este tema. ¿Ha perpetrado ETA sólo 900.000 asesinatos en Madrid? La estadística dice que, de las 819 víctimas mortales de ETA en España, 123 personas han sido asesinadas en Madrid. Google da, en cambio, la cifra de 900.000 asesinatos de ETA: esta cifra, naturalmente, no se aproxima ni de lejos a la cifra real de millones de asesinatos perpetrados. Un muerto muere de nuevo, para nosotros, cada vez que lo recordamos muerto. ¿Cuántas veces han recordado sus familiares y amigos a José Anaya, Juan Luna y Jesús Pérez, asesinados por ETA el 29 de julio de 1979 en el aeropuerto de Barajas? ¿Cuántas veces han recordado sus familias al coronel del Ejército Vicente Romero y al conductor del vehículo en el que viajaba, Juan García, asesinados en Madrid el 12 de junio de 1985? Aquel 12 de junio fue un día glorioso para ETA: también fue asesinado el agente de la Policía Nacional Esteban del Amo. ¿Cuántas veces han vuelto a morir asesinadas estas tres personas al ser recordadas por padres, esposas, hijos que ya vivirán siempre con la memoria envenenada por estos crímenes? A estos seis crímenes hay que sumar otros 117 asesinatos: sumemos a las víctimas mortales las víctimas de familiares vivos que vuelven a vivir los asesinatos de sus seres queridos cada vez que oyen nombrar a ETA en un telediario o leen esta sigla criminal en un diario. Un solo asesinato termina generando en nuestra memoria miles de asesinatos.

Leo a través de Internet la terrorífica lista de los asesinatos de ETA perpetrados a lo largo de los últimos 40 años y estremecen esas cifras de 547 asesinatos perpetrados en el País Vasco, 55 asesinatos en Cataluña, 40 asesinatos en Navarra y otros 54 asesinatos en el resto de España, además de los 123 de Madrid. Pero de momento hay una buena noticia: José Ignacio de Juana, el héroe etarra de los 25 asesinatos -12 de ellos perpetrados en la plaza de la República Argentina- ha regresado del hospital de San Sebastián a la prisión de Aranjuez. No me alegra su sufrimiento: me alegra que termine de cumplir en prisión su condena este asesino en serie.

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