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Reportaje:TEATRO

Cuando el teatro danza y la danza es teatro

Javier Vallejo

Un cuerpo femenino yace desnudo y rígido sobre la mesa de operaciones, se ablanda como miel puesta al fuego, se vuelve viscoso, se derrite. De su interior sale una joven como dios la trajo al mundo. Esta alegoría del nacimiento, emparentada con las desosegadotas creaciones de la actriz marionetista Ilka Schönbein, es el potente arranque de Hey Girl!, espectáculo que la Socìetas Raffaello Sanzio representa el miércoles próximo en Salamanca. Romeo Castellucci, su director, ha elaborado una sucesión de cuadros de gran fuerza plástica sin hilo narrativo, en torno al tema de la identidad femenina. El teatro de Castellucci, todo imagen, hurga en los sueños y en el inconsciente, huye de lo racional como de la peste, busca un pathos arcaico, anterior al nacimiento del lenguaje hablado. Tiene admiradores incondicionales y enemigos confesos. Apasiona o deja frío: no hay término medio. Es extremadamente fotogénico. El III Festival de las Artes de Castilla y León, que lo acoge, está ofreciendo un muestrario significativo de espectáculos donde la palabra es un elemento compositivo menos importante que la imagen y el movimiento.

A propósito de la versión que hace Patrick Barlow de 39 escalones, que se representa en el Criterion de Londres

Hélium, sucesión de viñetas de cine mudo en vivo y en tecnicolor, ejemplifica la búsqueda de un teatro físico hecho por bailarines (o por actores con cuerpos elocuentes), iniciada hace dos décadas por la compañía belga Mossoux-Bonté. Nicole Mossoux, coreógrafa, y Patrick Bonté, director de escena, tienen un sentido del humor envidiable y una inteligencia muy afinada para lo raro. Son especialistas en crear atmósferas oníricas, pintar lo cotidiano irrealmente, deshuesar las cosas y mostrar el hueco. En Hélium ponen al público a fisgar a través de tres ventanas (o nichos), practicadas en la pared que tapa todo el escenario. Dentro, cinco personajes siguen las consignas que marca una pantalla sucesivamente: "El sexo es bueno para ti. Dios es bueno... La diversión lo es más". Pero ni la carne les satisface, ni la fe les salva, ni el ánimo juerguista les mejora. Su conducta es catastrófica, se mueven como protozoos, parecen reflejos en la caverna platónica, redecorada por Ouka Lele.

Ein Sommernachtstraum es la versión de Sueño de una noche de verano, adelgazada y próxima al formato de concierto, que Thomas Ostermeier, Constanza Macras y el dramaturgo Marius von Mayenburg han elaborado para atraer a un público joven y teatrófugo. Sus intérpretes bailan a campo traviesa, juegan a la confusión de identidades de sus personajes, los animalizan, llevados con la rienda muy larga por el director de la Schaubühne y por la coreógrafa argentina. Mayenburg sitúa la acción a fecha de hoy, al final de una fiesta torrencial, y un trío comandado por R. Chris Dahlgren la acompaña e ilustra en vivo con música incidental de excelente factura. La compañía alemana tiene una plantilla lo bastante amplia como para compatibilizar experimentos como éste con el estreno de textos actuales, puestos en escena con realismo apenas estilizado.

Hey Girl! Salamanca. Teatro Liceo. 13 de junio.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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