Tres directivos de Sondika dicen que el ex director decidía las adjudicaciones
López-Santacruz declaró que se limitaba a firmar lo que le presentaban
Tres altos directivos del aeropuerto de Bilbao cuando era dirigido por Segismundo López-Santacruz coincidieron ayer en que las adjudicaciones de obras y servicios las decidía personalmente el ex director, quien incluso elaboraba los proyectos. Los directivos contradijeron así el testimonio prestado la víspera por López-Santacruz, quien aseguró que se limitaba a firmar los documentos que le presentaban sobre las contrataciones.
En la tercera sesión del juicio contra López-Santacruz por el presunto cobro de comisiones en las obras de ampliación del aeropuerto y la financiación de dos viviendas con el alquiler pagado por AENA (el ente que gestiona los aeródromos españoles) testificaron los directores de ingeniería de mantenimiento, de la asesoría jurídica, informática y del área comercial durante su mandato en Sondika (1997-2001). Tres de ellos fueron destituidos de sus cargos cuando se destapó el escándalo y ya no ocupan cargos de responsabilidad en el aeropuerto.
"Yo hacía lo que me decía el director", admitió Ramón Gómez, entonces responsable del área comercial, al ser inquirido sobre la concesión de obras y servicios, que recayeron mayoritariamente en empresas de la constructora Enrique Otaduy. "Cuando se han saltado las normas de contratación era por indicación de López-Santacruz", declaró José Ignacio Pérez, entonces jefe de ingeniería y el único que abandonó la empresa. "Yo, ¡qué propuesta [sobre las ofertas de contratas presentadas] voy a hacer estando delante mi jefe!", exclamó Alfonso Alonso, quien ocupó entre 1990 y 2000 la jefatura del área económico-administrativa.
Visita a las obras
José Ignacio Pérez testificó que las adjudicaciones directas realizadas mientras el acusado fue director de Sondika siempre eran decididas por éste. A una pregunta del juez que preside el tribunal, Pablo Díez Noval, explicó cómo se certificaba si las obras estaban acabadas, una carencia que consta en las diligencias del caso en al menos 17 expedientes de obra con un perjuicio para AENA de 521.000 euros. "Era el director del expediente el que lo certificaba. En unos casos era yo, pero en otros muchos era el señor López-Santacruz". Agregó que el ex director realizaba incluso los proyectos para la contratación, visitaba las obras y luego firmaba la certificación.
Estas actuaciones fueron calificadas luego de "ilógicas" y carentes de sentido por Alonso, quien explicó que, tras el escándalo en Bilbao, AENA retiró a los directores de los aeropuertos de las mesas de contratación de las obras. Este testigo reconoció los casos de adjudicaciones directas de obras a cargo del acusado "sin contar con los técnicos" y lo achacó a que esta decisión se adoptaba "por sus conocimientos técnicos [los de López-Santacruz]". El entonces jefe del área administrativa observó que había "muchas adjudicaciones" a las constructoras de la empresa Otaduy, pero sostuvo que no había comprobado ningún trato de favor a las mismas.
Respecto a este asunto, el entonces jefe de la asesoría jurídica, Gorka Berriochoa, dijo que "era habitual" que empresas del mismo grupo concurriesen a una misma adjudicación en el aeropuerto, aunque luego reconoció: "No lo he visto más veces". Declaró que no le "chocaba" que empresas del grupo Otaduy se constituyesen el mismo mes para participar en el concurso de adjudicación de tres tiendas comerciales en Sondika, un trabajo en el que no aportaban ninguna experiencia. "Se suele dar, como en las uniones temporales de empresas", explicó.
Este expediente, en el que incide la acusación, ya que resultó adjudicado a la empresa de Otaduy, se tramitó con una nota de seis sobre 10 en el apartado de experiencia. Ramón Gómez, quien debía emitir ese informe, aseguró que tal detalle pasó inadvertido "por las prisas" en la ejecución de las obras y que en muchas ocasiones se adjudicaba por la oferta económica sin tener en cuenta la técnica.
La sesión también sirvió para conocer cómo se realizaba el control de las obras ejecutadas, una de las principales irregularidades que figuran en el sumario. "A veces se hacía por las propias empresas [adjudicatarias]. Nosotros no teníamos capacidad para eso", aseveró José Ignacio Pérez.
Sentado con su abogado
El protagonista del juicio, Segismundo López-Santacruz, pasó toda la sesión de ayer en la mesa ocupada por la fiscal y los abogados. Su defensor, José Ricardo Palacio, solicitó al juez que pudiese sentarse a su lado, y no en el banquillo, para asesorarle en las cuestiones técnicas que se iban a abordar en la comparecencia de los empleados del aeródromo.
Asintiendo a las declaraciones con las que se sentía avalado y con gestos nerviosos cuando le contrariaban, el acusado pasó una jornada mucho más tranquila que la víspera, cuando tuvo que responder durante tres horas a las preguntas de la fiscal, Carmen Adam, y los letrados de la acusación ejercida por AENA sobre las supuestas irregularidades en su gestión. Su esposa, Laura Hernández, también imputada, permaneció en el banquillo.
En los recesos conversó amigablemente, especialmente con Gorka Berriochoa, uno de sus hombres de confianza cuando era director y cuyo testimonio fue el más benévolo con su gestión.
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