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Entrevista:MARI CARMEN GALLASTEGUI

"La competencia sana en investigación permite que la ciencia progrese"

La Fundación Ikerbasque nace de la mano de Educación para impulsar la ciencia básica y consolidar Euskadi como un referente científico en Europa. Los primeros retos de la entidad, presentada anoche en un acto en el Guggenheim, pasan por crear dos centros de investigación de excelencia especializados en neutrones y cambio climático -a los que seguirán otros tres a medio plazo-, y contratar en dos años a cien investigadores de prestigio. Con un presupuesto de seis millones de euros, su directora, la catedrática de Economía de la UPV y Premio Euskadi de Investigación Mari Carmen Gallastegui (Bergara, 1945), presenta Ikerbasque como "una pasarela por la que transitar a un sistema científico dinámico y flexible".

"Me he comprometido a atraer a investigadores solventes, lo que servirá para poner a Euskadi en el mapa. Son ya objetivos muy ambiciosos"
"Hay que garantizar que quienes se fueron puedan volver y que quienes no se quieran ir tengan buenas condiciones aquí para no hacerlo"

Pregunta. ¿Es realista la aspiración de que Euskadi sea referente europeo de la excelencia?

Respuesta. A lo que yo me he comprometido es a atraer a investigadores solventes, lo que servirá para que Euskadi se ponga en el mapa. Esos dos son ya objetivos muy ambiciosos; aspirar a más es soñar. Se dice que querer es poder, pero hay que trabajar duro y hay mucha competencia. Aún así, Ikerbasque servirá como plataforma para situarnos en la vía de la innovación frente al sistema rígido que impera hoy.

P. ¿Por qué han decidido empezar por los neutrones y el cambio climático?

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R. Son dos campos muy abiertos y avanzados. El de neutrones será un apoyo más para atraer la fuente de espalación hacia Vizcaya. En cuanto al cambio climático, es un tema que les interesa a los departamentos de Medio Ambiente y de Educación y, además, es un área multidisciplinar y un importante nicho de mercado.

P. ¿Hacen falta esos cien investigadores de excelencia?

R. Cien es el número mágico que el lehendakari anunció y no el resultado de un análisis de necesidades. Lo importante es atraer a quienes más riqueza y savia nueva puedan aportar. Si son 85, pero los mejores, estaremos satisfechos.

P. ¿Qué papel desempeñarán las universidades?

R. Uno crucial. No podemos situar a los investigadores en el vacío. No creo en el investigador aislado en su laboratorio, sino en redes de intercambio de experiencias. Queremos que se involucren y cooperen con los proyectos ya en marcha, de manera que potencien lo que ya existe en Euskadi. Para ello, los propios grupos tienen que colaborar, solicitando para su equipo a personas de valía que han pasado todos los filtros de selección. Lo contrario contradeciría el espíritu investigador y universitario, que exige e impone que nos rodeemos de gente competente. No se va a infravalorar a nadie, pero si el que viene es mejor que yo, aprenderé, creceremos juntos y se generará toda una economía de escala. La competencia sana permite que la ciencia progrese.

P. Han recibido 120 solicitudes de investigadores consolidados de 25 países. ¿Qué ofrecen para explicar tal demanda?

R. El mundo es cada vez más móvil. Quedarse quieto no es la mejor opción. Hay mucha gente que piensa que una estancia así puede ser beneficiosa. Aquí las instituciones están apostando por atraer a investigadores consolidados y apoyar así al sistema científico, y ese es un reclamo que gusta a los investigadores. Además, muchos ya conocen a grupos vascos y sus proyectos. De hecho, los candidatos tienen que argumentar con quién quieren trabajar y por qué.

P. Ikerbasque se presenta como una solución a la fuga de cerebros.

R. Yo prefiero no hablar de fuga de cerebros. La gente se marcha porque la movilidad es buena. Una estancia en el extranjero permite aprender mucho tanto a nivel profesional como personal. Lo que hay que garantizar es que quienes se fueron puedan volver y que quienes no se quieran ir tengan buenas condiciones aquí para no verse obligados a hacerlo.

P. Usted investiga en ciencias sociales. ¿Cómo ve la apuesta del Gobierno por las biociencias como área estratégica?

R. Es cierto que hay un potencial muy fuerte en ese área, pero no me conformo. En todo país que se precie, que cuente con un sistema científico próspero, la heterogeneidad es crucial. No hay por qué especializarse en ciencias experimentales. Impulsaré, sin detrimento de que estas áreas sigan progresando, la revitalización del resto de campos, incluidas las ciencias sociales y las humanidades, donde hay buenos grupos que quieren atraer a buenos investigadores. Por ejemplo, en el BERC

[Basic & Excellence Research Centres. Centros de Investigación Básica y de Excelencia] centrado en cambio climático habrá sitio para los investigadores sociales. Como directora, buscaré un equilibrio entre las áreas, pero lo importante es que no sea algo forzado.

P. Presenta Ikerbasque como instrumento para impulsar la ciencia básica. ¿Se está descuidando frente a la aplicada?

R. No se ha descuidado pero necesita unos requisitos para su desarrollo, un caldo de cultivo, para el que el sistema universitario no es el idóneo. Tanto el sistema vasco como el español y la mayoría de los europeos son muy rígidos y la investigación básica necesita mucho dinamismo y flexibilidad.

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