Sobre la contratación del 'Yak-42'

Al poco tiempo del accidente del Yak-42, las familias de los militares fallecidos supimos que el Ministerio de Defensa, que por entonces dirigía Federico Trillo, se preocupaba más por ocultar la verdad que por favorecer una investigación de lo ocurrido. Y así, nos cerraron las puertas del Ministerio de Defensa (estuvimos intentando dialogar hasta el mes de octubre de 2003), nos engañaron (las fichas de identificación de los cadáveres que nos mostraron eran falsas), intentaron manipularnos (decían que obedecíamos a intereses políticos), ordenaron al CNI que nos investigara... ¿Qué miedo tenían?

Pese a ello, hemos continuado reclamando la verdad, y poco a poco la hemos ido conociendo. Por eso, cuatro años después del accidente, creemos que la decisión del juez de la Audiencia Nacional Grande Marlaska de archivar la causa en lo que se refiere a la contratación del Yak-42, alegando que Defensa no tenía que verificar las condiciones en las que volaban los militares fallecidos, es un enorme paso atrás, ya que se nos impide averiguar lo sucedido, por lo que nos consideramos judicialmente indefensos.

Ahora, ni siquiera pueden ser examinadas las evidencias ante la Audiencia Nacional, y no entendemos por qué no podemos explicar al juzgado las mismas (ningún familiar de las víctimas ha tenido el derecho de hablar ante el juzgado). Evidencias como: en el juicio civil de Zaragoza los peritos aseguraron que el Yak-42 "no habría superado una auditoría de seguridad aérea"; la Comisión Internacional de Investigación alegó "fallos técnicos" como causas del accidente; existía un informe del Servicio Secreto del Ejército de Tierra que aseguraba que se estaban corriendo "altos riesgos" volando en aviones como éste; el contrato estipulaba que "el Ministerio de Defensa tenía derecho a inspeccionar y supervisar los aviones" pero no lo hizo...

Siempre hemos respetado las decisiones judiciales y, evidentemente, también respetamos esta última; pero creemos que, precisamente por respeto a las víctimas y por respeto a la verdad, no se puede dejar de investigar.