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Análisis:Juicio por el mayor atentado en España | 11-M
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Peritos de parte y la capa de verano de Superman

"Bendito es el caos, porque es síntoma de libertad", decía Enrique Tierno Galván, y eso, el caos, es exactamente lo que les han parecido las pruebas periciales practicadas la semana pasada a muchos de los que todavía siguen las vicisitudes del macrojuicio del 11-M.

Conocidos y amigos me han preguntado cómo es posible, si los resultados de los análisis y pruebas son los que son, que científicos y técnicos de todos los pelajes anden llevándose la contraria unos a otros respecto a si el ex minero José Emilio Suárez Trashorras sabía lo que hacía cuando proporcionó al jefe operativo del comando de islamistas los explosivos con los que se volaron los trenes, discutiendo acaloradamente sobre qué tipo de dinamita estalló en uno de los 23 focos de las explosiones o sobre si la traducción de las grabaciones a El Egipcio en Italia es correcta o no.

Las discrepancias suelen provenir de los llamados "peritos de parte". Se trata de expertos contratados por las partes, generalmente las defensas de algunos procesados, aunque también acusaciones, que son las que les pagan, en su mayoría provenientes del campo académico o universitario, con importante formación teórica y en general con escasa experiencia práctica. Su labor no consiste en defender la verdad que resulta de las pruebas, sino en resaltar las posibles contradicciones de los resultados y tratar de arrimar el ascua a la sardina del letrado que les ha propuesto. No se trata de que mientan, sino de que la verdad que cuentan es parcial y la más favorable a los intereses que representan.

Así, los peritos psiquiatras, de apabullante historial académico, propuestos por la defensa del ex minero Suárez Trashorras, defendían que la esquizofrenia paranoide que padece le limitaba el conocimiento y hasta le anulaba la voluntad. De ser así, el ex minero no podría ser condenado, al no ser responsable de sus actos, sino ingresado en un psiquiátrico. Sin embargo, el perito Juan Miguel Monge, con muchos años de experiencia forense en la Audiencia Nacional, explicó que Trashorras tiene capacidad de comprender y de decidir, distingue el bien del mal, sabe que lo que hizo es socialmente repudiable, mantiene la capacidad de engañar y sabe lo que le conviene, conoce los efectos de la dinamita, no estaba manipulado por otras personas ya que las decisiones las tomaba él y, por tanto, tiene un alto nivel de peligrosidad. Los peritos de parte trataron todavía de atenuar los daños, pero tuvieron que reconocer que era así.

Con la pericial de explosivos pasó lo mismo. De los ocho peritos de la madre de todas las pericias, cuatro eran de la policía y Guardia Civil, con años de experiencia en análisis de explosivos, y los otros cuatro, químicos propuestos por tres acusaciones que defienden la teoría de la conspiración y dos defensas que nunca antes habían analizado explosivos, pero que discrepaban hasta de lo obvio con furor de converso.

Además, esta prueba nos supuso una inmersión en una terminología técnica y extraña. Sólo como ejemplo, en ningún caso exhaustivo, en cuanto a las técnicas empleadas, se mencionaron la cromatografía de capa fina, la cromatografía de gases con detección por espectrometría de masas, trampa iónica y cuadrupolo, la ionización química, la difracción de rayos X o la electroforesis capilar. Respecto a los compuestos, se ha debatido, entre otros, sobre dinitrotolueno, metenamina, ftalato de dibutilo, dietilenglicol o nitroglicol, nitrato amónico o nitroglicerina.

El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ironizaba en uno de los descansos: "Con lo complicada que es la pericia, más de uno creerá que la capa fina es la que usa Superman en verano", ya saben ese superhéroe de cómic que lleva la ropa interior por fuera y se dedica a salvar al mundo rescatando a gatos de los árboles.

El caso es que, después de mucho ruido, todos los peritos estuvieron de acuerdo en que todos los explosivos intactos encontrados en todos los escenarios del 11-M -mochila de Vallecas, Renault Kangoo, casa de Morata de Tajuña, piso de Leganés, artefacto del AVE en Mocejón- era dinamita Goma 2 ECO, como la robada en la mina Conchita; que lo estallado en los trenes era dinamita, aunque no se le puede poner nombre comercial; que en 22 de los 23 focos de las explosiones de los trenes se encontró ftalato de dibutilo, un componente exclusivo de la Goma 2 ECO y que las contaminaciones de las muestras no pudieron ser realizadas intencionadamente por nadie.

Con todo, tres de los peritos de parte se empeñaron en destacar que en uno de los focos de El Pozo lo encontrado se parecía al Titadyn, explosivo utilizado por ETA. Sin embargo, los expertos de la Guardia Civil, los únicos que habían analizado Titadyn explotado, pusieron de manifiesto que los peritos de parte hacían la comparación con esa dinamita pero sin explotar, porque tras estallar el análisis era completamente diferente y que, además, tomaban sólo la parte de la prueba que les interesaba descartando interesadamente la presencia de ftalatos en el análisis lo que excluía al Titadyn.

Napoleón aseguraba que "el método más seguro de permanecer pobre es, sin duda, ser una persona franca". Los peritos de parte cobran sus honorarios de la parte que les ha propuesto, porque el tribunal no les paga y todo el mundo lo sabe. De ahí que, al César lo que es del César, esté comúnmente aceptado que en su exposición resalten la parte del dictamen más favorable a quien les paga. Sus conclusiones son como el chicle, para masticarlas pero no para tragárselas.

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