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Reportaje:

Las secuelas de Delphi

Comienzan los despidos en empresas que trabajan para la multinacional

Francisco Rivera no va a trabajar desde hace una semana, pero se las apaña para no aparecer por casa a las horas en las que antes estaba en su empresa. Seguirá con esta farsa, al menos, hasta que sus hijos acaben el curso. No quiere que su despido de Nimalsa, una empresa auxiliar de Delphi para la que ha trabajado durante nueve años, afecte al rendimiento de Borja, que está a punto de cumplir los 17. Su hija tampoco conoce la verdadera situación porque sólo tiene 5 años.

Pero cuando acabe el curso, Rivera tendrá que explicarle a sus hijos que ya no es el encargado de almacén de Nimalsa, la empresa de El Puerto de Santa María (Cádiz) que realizaba el transporte, empaquetado de piezas y almacenaje externo para la multinacional de automoción Delphi. Tendrá que contarles que, por llevar tanto tiempo cotizando, le corresponde el máximo de prestación por desempleo, pero que este máximo sólo cubre 24 meses. Les dirá también que, pese a los años de trabajo en Nimalsa, la liquidación sólo asciende a 20 días por año trabajado, es decir, tres meses de su sueldo. Y que por todo eso, va a ser necesario buscar un nuevo trabajo. "Aunque la edad que tengo, 44 años, es la más complicada para que te contraten", lamenta.

"Ha habido demanda, pero no se ha aprovechado porque la empresa no ha querido"

Hace dos años, Nimalsa llegó a tener entre 60 y 70 trabajadores, de los cuales 24 eran fijos. "Nuestros camiones pasaban frente a las bodegas de Osborne, que están cerca de la nave, y se notaba la fuerza de Nimalsa: nosotros cargábamos tres veces más camiones que ellos", recuerda Rivera. Cuando la factoría de Delphi en Puerto Real (Cádiz) empezó a alertar de la crisis del sector de automoción, los empleos comenzaron a desaparecer. El 22 de febrero, día en que Delphi anunció el cierre de su planta, en Nimalsa sólo quedaban 20 personas en plantilla. Hoy trabajan la mitad.

"Quedan diez, pero también se irán. Está claro que la idea de la empresa es cerrar. Tendrá que esperar 90 días entre despido y despido, porque así lo dice la ley, pero al final no quedará nadie en Nimalsa", vaticina Rivera. El 70% de lo que factura esta empresa viene directamente de sus servicios a Delphi. Sin Delphi, no hay negocio.

Al menos, eso es lo que ha alegado Nimalsa para justificar el despido de Francisco Rivera y de sus compañeros. Él cree que hay otras salidas. Por ejemplo, buscar nuevos clientes. "No hay que ser un experto para saber que no se pueden tener todos los huevos en el mismo canasto. Ha habido demanda, pero no se ha aprovechado porque la empresa no ha querido", insiste. Nimalsa cuenta con un almacén de 8.000 metros cuadrados, un activo suficientemente atractivo, según Rivera, para encontrar nuevas empresas a las que trabajarle. "Me da pena ver el almacén vacío".

Pero Francisco Rivera da más alternativas. "La empresa podría acogerse a las ayudas de la Junta, y hacerse cargo de los trabajadores durante un tiempo, hasta que haya negocio". Se refiere a la propuesta que sindicatos y Junta de Andalucía hicieron a los empresarios afectados por la crisis de Delphi: firmar expedientes de regulación temporal de empleo. Esto evitaría que las empresas tuvieran que pagar a sus empleados mientras no vinieran nuevas industrias para sustituir la actividad de la multinacional, pero permitiría a estos trabajadores seguir vinculados a su compañía y ser contratados de forma automática una vez que se recupere el negocio.

Por el momento, Nimalsa no ha optado por ninguna de las dos alternativas de Francisco Rivera, quien, ante la postura de su empresa, ha decidido denunciar su despido como improcedente. No quiere mayores indemnizaciones, quiere ser readmitido. Es lo mismo que pide en las manifestaciones que ha protagonizado junto al resto de despedidos. A ellas han acudido parte de los trabajadores de Delphi, que quieren así mostrar su apoyo con las empresas auxiliares. Los que no aparecen son los compañeros de Rivera que permanecen en la empresa. "Somos muy pocos y nadie quiere señalarse".

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