Teatro para todos y futuro en suspense
170 propuestas escénicas se suceden sin respiro en la 24ª edición de La Marató de l'Espectacle de Barcelona
La copiosa oferta de la cartelera barcelonesa parecía poner en aprietos la 24ª edición de la Marató de l'Espectacle, clausurada ayer tras dos noches de fiesta en sus sedes tradicionales: el Mercat de les Flors, el Teatre Lliure y la plaza de Margarida Xirgu. La competencia era mucha: el Primavera Sound, el Festival Loop y un puente soleado que invitaba a emigrar a las playas. Sin embargo, la Marató aguantó con creces. En la primera jornada, por ejemplo, el Mercat de les Flors registró una ocupación que rozaba el 95%.
Pero como todos los años, el corazón de este sencillo evento estaba en la calle, donde se sucedieron unas 170 propuestas escénicas gratuitas y comprimidas en unos pocos minutos. Con el tiempo, la Marató se ha convertido en una fábrica de estampas entrañables: un crooner crepuscular que acabada la actuación se pasea por la plaza para presentarse a las jovencitas, los adultos que practican malabarismos mientras suena de fondo un tema de Cole Porter, los corrillos de amigos que comparten su litrona en un microclima de buen rollo, los artistas que ultiman ante los espectadores los detalles de su atrezzo circense y que componen así una secuencia de Fellini, el éxito de la zona de comidas con sus burritos y caipirinhas, los tenderentes en los que se combinan activismo cultural, compromiso social y banderas con el Che de emblema...
Es una suerte que en la capital catalana, que a veces presume de tanta sofisticación, todavía existan acontecimientos populares como éste, compartidos por un público diverso que suma ya unas cuantas generaciones. Vecinos del barrio, algún turista extranjero y muchos jóvenes de todas las tribus, si bien priman los neohippies, disfrutaron al alimón del torrente de espectáculos, entre los que se pudo apreciar una cierta tendencia al freakismo. En ese terreno se movían, entre otros muchos, un trío de bailarines cómicos desnortados, ambiguos y ataviados con un excesivo estilo setentero. La platea no sólo coreó sus gracias apenas pretenciosas de mimos, sino que también les premió con el grito reiterado de: "¡guapas!".
No se debe olvidar, no obstante, que la Marató es un mercado de artistas al que acuden numerosos programadores a la caza de talentos. La propia organización coproduce anualmente, en colaboración con el Instituto Catalán de las Industrias Culturales, tres espectáculos. En esta edición, los afortunados han sido las compañías de Ernesto Collado, Zahir Circo y Extrés!!!! Los artistas que se benefician de esta ayuda subrayan que no se trata de una subvención, sino de un adelanto del dinero que necesitan para coronar su proyecto. Además, todos los participantes coinciden en lamentar la falta de un circuito local que permita mostrar el trabajo de los creadores emergentes. De ahí su agradecimiento a la Marató, una idea que se debe al tesón de Arnau Viladerbò y Juan Eduardo López. En esta edición -con un presupuesto de 170.000 euros- también se ha constatado entre los seguidores del encuentro cierta nostalgia, porque la continuidad de la Marató pende de unas futuras negociaciones. Sus creadores dan por acabado el año que viene el compromiso de organizarla si no pueden tirar adelante con la "Marató que sueñan". Y para eso dicen necesitar más dinero de las administraciones, un asunto siempre peliagudo.
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