Carteles mexicanos de la coca cooperan con los narcos gallegos
Los puertos portugueses se usan como vía de entrada a Galicia
Los temibles carteles mexicanos de la cocaína han desembarcado en España y han comenzado a operar con las organizaciones gallegas que trafican con la misma droga. Estas poderosas bandas sudamericanas, que compiten en el mercado de Estados Unidos con las colombianas, emergieron con el desmantelamiento de los carteles de Medellín y Calí y utilizan métodos más violentos para controlar el negocio.
Los carteles mexicanos comenzaron a introducirse en el tráfico de cocaína haciendo los portes aéreos de los cargamentos que entraban en EE UU a través de la frontera con California. Operaban en sociedad con el cártel de Cali hasta que, poco a poco, han ido adquiriendo mayor control en territorios y mercados en Norteamérica.
Fuentes policiales confirmaron a EL PAÍS que los cárteles mexicanos están enviando cargamentos a la Península a través de Portugal, principalmente los puertos de Leixoes y Lisboa, y ocultando la droga en contenedores. La mayor parte de estos cargamentos se distribuye desde Galicia.
Las mismas fuentes constataron que las organizaciones gallegas han iniciado contactos con estas organizaciones que intentan desplazar a los colombianos, y que actualmente controlan prácticamente todo el negocio de la cocaína en España.
Las unidades antidroga han podido interceptar estos contactos entre narcotraficantes gallegos y mexicanos: reuniones que se han producido en ciudades como Acapulco, Monterrey o México DF para contratar envíos de cocaína. Incluso traficantes colombianos y venezolanos operan con estos cárteles para organizar el transporte de cargamentos que serán distribuidos en la Península.
Uno de estos envíos, de 2.200 kilogramos de coca, se interceptó hace dos semanas en el puerto de Leixoes, en Oporto, y supone uno de los mayores cargamentos que se han podido introducir en el mercado español a través de contenedores. Un mes antes, agentes de la Policía Nacional, iniciaron las gestiones con la policía portuguesa para interceptar el contenedor y poder abrirlo.
Camuflado entre una carga legal de pulpo congelado, se localizó la droga en fardos que venían identificados con un caballo blanco sobre fondo negro. El contenedor se preparó en México. Como resultado de estas investigaciones, se detuvo a un ciudadano portugués, supuesto miembro de la organización que iba a recibir el cargamento en Galicia.
Por el momento no hay constancia de la implicación de las organizaciones gallegas en este transporte, que podría estar destinada a células de cárteles colombianos o venezolanos que operan activamente en el tráfico de cocaína. A pesar de que un promedio anual de ocho millones de contenedores tocan puerto español, los servicios de aduanas cuentan con uno de los más modernos sistemas de control de cargas que existen, que obliga a las mafias de la cocaína a buscar otros puertos alternativos que ofrecen mayores garantías para eludir la vigilancia de sus cargamentos.
Según el precio medio de 35.000 euros que actualmente alcanza el kilogramo de cocaína en el mercado negro, con esta operación los traficantes hubieran obtenido unos beneficios netos de 77.000 millones de euros.
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