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Reportaje:APUNTES

Y el rector bajó a la tierra

Fieles y críticos de Justo Nieto trazan un balance de su agitada gestión al frente de la Consejería de Universidad

Ignacio Zafra

Ambicioso, tenaz, trabajador sin límites. Caótico. Mal orador, listo y a la vez intelectualmente sobrevalorado. Populista, sectario, muy sensible a las críticas y, con la edad, cada vez más desconfiado. El personaje Justo Nieto, descrito por quienes lo conocen, se construyó sobre la figura de rector de la Politécnica, una universidad que gobernó entre 1986 y 2004 con la mano firme de un rey absoluto. El personaje acaba su mandato al frente de la Consejería de Empresa, Universidad y Ciencia aparentemente agotado. Reprobado por el mundo académico y por el mundo empresarial, relegado dentro del Gobierno valenciano y con poco de lo que alardear después de tres años en el cargo.

Los fieles que sigue teniendo dentro de la Politécnica opinan que el auténtico problema fue que su "concepción política, totalmente ajustada a lo que necesita la sociedad", se encontró con un respaldo presupuestario insuficiente dadas "las dificultades de la hacienda autonómica".

Ni toda la industria es I+D+i ni toda la universidad puede serlo, dice un académico
Pudo irse al llegar y ver que no tendría dinero para financiar lo que pedía cuando era rector

Los críticos, que predominan dentro y fuera de las universidades, consideran que no tiene derecho a quejarse: Nieto peleó junto al resto de rectores por un nuevo plan de financiación. Dos meses después, ya como consejero, comunicó a las universidades que no habría nuevo plan porque no había dinero. Ahí, señalan, recién llegado, tuvo la ocasión de haber sido coherente, haberse despedido con educación y haberse marchado. "Pero Justo no es Camacho, aunque los dos son de Murcia", responde un antiguo colaborador, "y yo creo que se debía a sí mismo intentarlo".

Fieles y críticos trazan un balance de su labor como consejero. Su mayor acierto, apuntan los primeros, ha sido "desplegar una serie de programas, o al menos definirlos, que intentan incorporar a la empresa a la actividad investigadora". Los segundos repasan los déficits en materia de financiación, inversiones, investigación, ordenación del sistema de títulos y comunicación con los dirigentes académicos.

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Un ejemplo: Los rectores rechazaron mayoritariamente la Ley de Coordinación del Sistema Universitario Valenciano, aprobada en enero, al entender que regulaba excesivamente la actividad de los campus en detrimento de la autonomía universitaria -un precepto constitucional que Nieto siempre defendió en la Politécnica-. El consejero rechazó las críticas. Y, sin embargo, "una vez promulgada la ley, la primera decisión que se produce, relativa a la creación de una facultad de Medicina para la Universidad Católica, ya incumple esa norma. Lo cual evidencia que esa ley no se ajustaba a las necesidades del sistema", destaca un dirigente académico.

La concesión de Medicina a la universidad del arzobispo Agustín García-Gasco ha sido seguramente la única polémica universitaria de estos tres años no generada por Nieto. La cosa fue una decisión personal del presidente Camps. El consejero, en todo caso, fue consciente de que aquella decisión rompía las reglas del juego que su propio departamento había impuesto, y no protestó. Decidió pasar a un segundo plano y apoyar tibiamente la nueva facultad.

Dicen quienes lo conocen que Nieto tuvo el acierto en sus primeros mandatos de rector de rodearse de "gente que le elevaba el nivel". "Gente que fue como Nietos en la sombra", comenta uno de ellos, "porque le daban ideas y luego no se sabía si eran de Nieto o no". A medida que fue cubriendo mandatos hasta convertirse en el rector más antiguo de España, sin embargo, tejiendo y destejiendo alianzas con los barones de la Politécnica que lo aupaban al cargo en cada elección, lo que más iba valorando era la lealtad. Ese criterio imperaba en su equipo de gobierno cuando le ofrecieron entrar en el Consell y ese fue el núcleo al que recurrió para formar su equipo en la consejería. Gente leal sin ningún rodaje en política. Eso, unido a su propia inexperiencia fuera del campus de Vera, le pasó factura al entrar en la Generalitat.

"Es muy diferente porque en un gobierno todas las áreas son importantes, y todos luchan por los recursos con la misma intensidad que lo puedes hacer tú. Dentro de la universidad, con los recursos que hay tú decides lo que se va hacer", dice un ex colaborador. Nieto no supo o no pudo conseguir lo necesario para cubrir sus iniciativas.

La prueba más clara fue el convenio de inversiones firmado por Camps en octubre de 2005 con las universidades, que la Universitat rechazó y acabó firmando mejorado en marzo de 2006. "Ahora estamos a finales de mayo de 2007, casi dos años después, sin que se haya ejecutado casi nada de lo que se previó", subraya un dirigente universitario. "Los retrasos no son cosa de Nieto", contesta uno de sus fieles. Probablemente no lo sean. Pero su incapacidad para hacer cumplir sus compromisos le hizo perder crédito ante sus ex colegas.

La gran apuesta de Nieto y el sentido de su nuevo departamento fue acercar la empresa y la universidad potenciando la transferencia al tejido productivo de los resultados de la investigación. Lo que ocurre, señala un académico, es que ni toda la industria puede ser I+D+i ni toda la universidad puede serlo tampoco. Por eso los rectores lamentan que se haya desarrollado el plan I3 lanzado por la Generalitat y el Gobierno, pero que no se haya constituido todavía "la fundación que haría falta para gestionar el acceso de personas de reconocido prestigio". Y que, en los tiempos que corren, "la investigación demanda más agilidad, más recursos y más confianza en el sistema" de la que se ha producido.

Mientras pedía comprensión a las universidades ante las dificultades económicas de la Generalitat que explicaban, por ejemplo, los importantes retrasos en la transferencia de fondos para atender las nóminas de los profesores y las facturas del agua y de la luz, el consejero se lanzó a crear la Valencian Internacional University (VIU). El plan existía antes de que él llegara al Consell y tenía prevista una minúscula partida económica. Pero Nieto, entre cuyas obsesiones siempre estuvo la de conseguir alumnos más allá de las fronteras de Europa, lo asumió como propio. La batalla por sacar adelante la VIU, aprobada a última hora por el Consell y pendiente todavía de la ratificación de las Cortes, desgastó al consejero de tal forma que dentro del propio gobierno valenciano se decidió negociar a sus espaldas, aunque sólo fuera para aplacar los ánimos del gremio antes de las elecciones.

Nieto no ha conseguido mantener una comunicación fluida con los dirigentes universitarios ni siquiera al nivel de sus antecesores del PP. En todo 2007 no ha habido ni un solo encuentro conjunto con los rectores y en todo su mandato apenas se han debatido las cuestiones de calado para el futuro del sistema. El consejero ha optado por la vía ejecutiva porque era la forma de gobernar a la que estaba acostumbrado, dice uno de sus ex compañeros en la universidad: "Nieto mandaba en la Politécnica de forma casi absolutista. Y creo que ha sido incapaz de bajar del Olimpo a la tierra".

LOS CAPÍTULOS DE UNA DECEPCIÓN

Nieto peleó junto al resto de rectores por un nuevo plan de financiación que evitara la prórroga de un modelo agotado. Dos meses después, ya como consejero, comunicó a las universidades que no habría plan porque no había dinero

Los rectores criticaron su ley de coordinación del sistema por regular excesivamente la actividad de los campus. Él lo negó. Justo después de ser promulgada, el Consell incumplió la rígida ley para poder crear la facultad católica de Medicina

Mientras justificaba los retrasos en las transferencias para pagar las nóminas y las facturas del agua y de la luz en la mala situación económica de la Generalitat, Nieto se lanzó a crear la Valencian Internacional University (VIU)

El consejero, rodeado de fieles traídos del campus de Vera, no ha sabido o no ha podido hacer cumplir sus compromisos en inversiones acordados en octubre de 2005

Nieto, acostumbrado a mandar en la Politécnica de forma absoluta, apenas ha debatido con las universidades las cuestiones de calado para el futuro del sistema

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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