"Sestao está así por la mala gestión del PNV y el PSE"
Para José Luis Marcos Merino (1948, Tariego de Cerrato, Palencia) las elecciones del domingo suponen su vuelta a la primera línea política. El que fue número dos de los socialistas vascos en los años 90 ha recuperado su posición en el partido tras la grave crisis interna suscitada en Sestao a principios de la década, que en 2002 llegó a provocar su expulsión del partido, junto a otros 17 militantes, por oponerse a la política oficial de pactos.
La necesidad de los socialistas de recuperar una alcaldía que había gestionado ininterrumpidamente desde 1979 a 2003 llevaron a la dirección a recuperar a Marcos Merino, quien hace cuatro años tuvo que ser readmitido en la formación, tras darle la razón los tribunales. En este tiempo el histórico dirigente ha formado parte de la asociación ciudadana Hacia adelante, constituida para hacer frente a la parálisis que sufre Sestao, el único gran municipio de la Margen Izquierda que se ha quedado fuera del proceso de transformación de la comarca. En la asociación, ha tejido una relación intensa con los movimientos vecinales.
Marcos Merino no ahorra críticas, incluso a su partido. "Sestao está como está por la mala gestión tanto del PNV como del PSE". Y agrega: "el gobierno PNV-PSE de 1995 a 1999 ha sido el tramo más negro de la historia de Sestao". El candidato habla de "inoperancia de los gestores" del Ayuntamiento, de "falta de ideas" y ausencia de "liderazgo", aunque resalta el último cuatrienio del PNV, "que no ha hecho nada". "La prueba es que presentan el mismo programa electoral de 2003".
Su primera tarea, si llega a la alcaldía, será fortalecer la participación ciudadana con la creación de un foro que "se reunirá al menos dos veces al año" y, luego, "recuperar el tiempo perdido" en el municipio con la tasa de empleo más elevada de Euskadi (12,2%), casi cuatro puntos más que la media. No hace más que desgranar proyectos, e incluso da un plazo; el 31 de diciembre. Para entonces afirma que contratará a 26 policías locales, expulsará a los vecinos en viviendas municipales en alquiler que no respeten la convivencia, controlará la llegada de personas y eliminará la infravivienda.
Dice que el enfado de la ciudadanía ha crecido debido a "la incapacidad de la gestión" municipal. "Se ha hecho tan mal que el presupuesto de 2006 se ha cerrado con un remanente de 7,8 millones". Los pactos no le preocupan. "Se hará todo con el máximo consenso. La clave", dice, "es no ser fundamentalista y trabajar con humildad y transparencia".
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