Los embalses de Cataluña rozan el 56% de su capacidad
La cifra queda lejos del 83,53% que se registraba hace un año
Cataluña ha perdido en apenas 12 meses cerca del 30% de su agua embalsada. Los datos, facilitados por la Agencia Catalana del Agua, indican que los pantanos se han recuperado notablemente respecto a hace un mes y están al 56% de su capacidad. Ello, no obstante, resulta insuficiente para salir de la fase de excepcionalidad 1 del decreto de sequía, que fija un primer nivel de restricciones que por ahora afectan sólo al riego agrícola y a las medidas de ahorro de agua.
El año pasado por estas fechas, el conjunto de los embalses catalanes estaba al 83% de su capacidad. Este desequilibrio entre el agua almacenada en 2006 y la que hay este año viene dado por la casi ausencia total de lluvias caídas a lo largo del otoño e invierno pasados.
Pese a las lluvias registradas en abril y este mes, y la fusión de la nieve del Pirineo entre finales de abril y principios de mayo, que ha permitido un aumento de 10 hectómetros cúbicos en la cuenca del Llobregat, las cuencas internas no han aumentado significativamente en la última quincena, por lo que se mantiene la fase de excepcionalidad 1 aplicada como consecuencia del bajo índice de agua conservada en los pantanos del Llobregat.
Según los datos ofrecidos por la Agencia Catalana del Agua, los pantanos del Ter y el Llobregat están al 56,84% de su capacidad, mientras que la media de los de Boadella, Foix, Ciurana y Riudecanyes se quedan en poco más del 54%.
Niveles más bajos
El pantano de Sau, en la cuenca del Ter, con el 39,79% y el de la Llosa del Cavall en la del Llobregat, con el 35,44%, son los que registran unos porcentajes más bajos. En el caso de Sau, éste se sitúa muy por debajo de su media en el último decenio, al ver cómo los más de 100 hectómetros cúbicos que almacenaba se han quedado en unos 65.
El mantenimiento de la primera fase de las medidas de sequía en el sistema del Llobregat supone que se sustituya parte de los caudales destinados al riego agrícola por aguas regeneradas, la anulación de los desembalses para uso hidroeléctrico y el refuerzo de las medidas de ahorro en las redes de abastecimiento.
La entrada de este periodo de excepcionalidad comportó este mismo mes la activación del decreto de sequía en toda Cataluña, una batería de medidas que incluyen la restricción de riego en parques y jardines, la prohibición del uso de agua potable para fuentes y el aprovechamiento del agua de piscinas públicas y privadas.
El decreto de sequía contempla que en el sistema Ter-Llobregat la declaración de entrada en situación de excepcionalidad se producirá cuando haya un descenso del 5% en el volumen del agua almacenada en cada una de las dos cuencas.
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