Un juez condena a un alumno conflictivo a ingresar en un internado
Una sentencia condena a un chico de 15 años a ingresar dos meses en un centro de reforma de menores y permanecer 15 días en libertad vigilada en Asturias por su actitud agresiva y conflictiva en el instituto. El pasado otoño, el menor agredió a un compañero, se enfrentó con los profesores y encerró en el aula a toda la clase. Entonces vivía en un centro de acogida. Ahora, cuando llega esta sentencia, está interno por otros problemas ocurridos en estos meses en un centro para menores infractores.
El fallo considera probado que el menor mantenía "una conducta totalmente inadecuada" en las aulas, no respetaba ninguna norma de las impuestas por la dirección del instituto y se enfrentaba a los profesores. La resolución judicial, recogida en La Nueva España, cuenta que el 27 de septiembre pasado, durante una de las clases, el menor, tras ser reprendido "reiteradamente" por su mala conducta, agredió a un compañero de aula, al que retorció el brazo, y se enfrentó al profesor, a quien arrancó un botón de la camisa cuando el docente intentó separarlos. En el pasillo, camino de la jefatura de estudios, el chico se enfrentó de nuevo con el profesor. Días después, se negó a obedecer una orden de expulsión de la clase, así que fueron el resto de los alumnos y el profesor quienes optaron por abandonar el aula y dejarle solo allí. Pasados 12 días, el muchacho retuvo a sus compañeros y a un profesor en el aula durante diez minutos. La sentencia no precisa de qué recursos se valió para ello.
El fallo se ha dictado ahora con la conformidad del adolescente, quien reconoció la veracidad de los hechos.
La fiscalía había considerado en un principio la posibilidad de tipificar los hechos como un caso de delito de atentado y, solicitar en tal supuesto, la libertad vigilada para el menor, pero tras un análisis minucioso del comportamiento del adolescente, que delinquió tras los hechos que protagonizó en el ámbito académico, la acusación pública modificó la valoración de los hechos y los calificó como un delito continuado de desórdenes públicos. No es usual que la indisciplina en las aulas se juzgue o se castigue por vía penal, pero en este caso, según el fiscal, se tuvo en cuenta "no tanto la gravedad de los hechos" como la conducta global del muchacho.
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