Irán acusa de espionaje a una profesora de EE UU
Las autoridades iraníes acusan a una profesora irano-estadounidense de "formar parte de una red para acabar con la República Islámica", según un comunicado difundido ayer por el Ministerio de los Servicios Secretos. Haleh Esfandiari, de 67 años, se encuentra en la prisión de Evin desde el pasado 8 de mayo, pero sólo hace una semana que un portavoz judicial admitió su detención. La gravedad de la acusación pone de relieve el recelo que aún suscitan en Irán las relaciones con Estados Unidos.
Esfandiari, que dirige el programa de estudios de Oriente Próximo en el Centro Internacional Woodrow Wilson de Washington, viajó a Teherán el pasado diciembre para visitar a su madre, de 93 años. Un extraño suceso en el que le robaron sus dos pasaportes le impidió coger el avión de vuelta. Desde entonces, los servicios secretos la han estado interrogando casi a diario. Sus familiares guardaron inicialmente silencio para evitar que la publicidad del caso pudiera perjudicarla.
Hasta que el pasado día 8 fue encarcelada en Evin. Aún así, pasó una semana antes de que las autoridades judiciales reconocieran su detención. Entretanto, el diario ultraconservador Kayhan publicó un preocupante artículo en el que la acusaba de espiar para Israel y EE UU y de haber formado una red de activistas para derribar el Gobierno iraní. Desde Washington, tanto su marido como el director del Centro Woodrow Wilson negaron esos cargos.
Pena de muerte
Ahora la información oficial insiste en ellos. De acuerdo con el comunicado difundido por los medios iraníes, la profesora explicó a sus interrogadores que "las actividades y programas relativos a Irán que lleva a cabo su centro están financiados por la Fundación Soros, que ha tenido un papel importante en las revoluciones de colores de algunos países en los últimos años". La gravedad de la acusación, que el Código Penal iraní castiga con la pena de muerte, ha desatado la alarma entre intelectuales iraníes y diplomáticos extranjeros. Además de Esfandari, otros dos estadounidenses con doble nacionalidad han visto retenidos sus pasaportes en los últimos meses y no pueden salir de Irán, entre ellos la periodista de Radio Farda (una emisora en farsi financiada por EEUU) Parnaz Azima.
"Están obsesionados con la idea de que Washington trata de alentar una revolución de terciopelo al estilo de algunas repúblicas ex soviéticas", interpreta un diplomático europeo.
La razón para ello radica en el fondo de 75 millones de dólares (unos 55 millones de euros) que la Administración de George W. Bush consignó hace poco más de un año a promover la democracia en Irán.
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