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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Aníbal sampayo, cantautor y poeta uruguayo

Militante del grupo Tupamaros, compuso canciones que interpretaron Mercedes Sosa, Daniel Viglietti y Jorge Cafrune

Diego A. Manrique

A mediados del siglo XX, una generación de músicos hispanoamericanos emprendieron un apasionado viaje a las raíces, que pasaba por la dignificación del folclor autóctono y aspiraba a la creación de nuevas piezas que reanimaran las tradiciones. Desde Uruguay, Aníbal Domingo Sampayo Arrastúe fue uno de los animadores de aquel movimiento, alguien que intuyó la necesidad de promocionar aquella música minusvalorada.

En compañía del folclorista argentino Jaime Dávalos, potenció los famosos festivales de Cosquín y Salta, donde lo mismo era concursante que jurado, aunque terminó siendo vetado por su cancionero social.

Había nacido el 6 de agosto de 1926, en Paysandú, a unos 400 kilómetros al norte de Montevideo. De vocación trashumante, recorrió Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia y partes de Brasil, a veces enrolado en circos.

Desde los años cuarenta, tocaba profesionalmente la guitarra y el arpa india. Pronto comenzó a componer canciones, milongas, chamarritas y otras formas populares; Atahualpa Yupanqui era su modelo. Alternaba los retratos de paisajes con letras de denuncia, que le marcaron políticamente y le crearon problemas en unos países que se iban militarizando y restringiendo las libertades.

Entre los más de 150 temas que Sampayo tenía registrados, destacan Río de los pájaros, El pescador, Cieguito cantor, Patrón, Garzas viajeras, Hasta la victoria y Ky chororo.

Jorge Cafrune fue su gran paladín, pero también fue grabado por los cantantes Mercedes Sosa, Daniel Viglietti, Silvia Iriondo y Liliana Herrero. Menos conocido es el hecho de que desarrolló obras históricas como la Cantata a José Artigas y Orientales al frente.

En 1972, fue denunciado como miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros: Sampayo reconoció que usaba su camioneta para transportar fierritos (armas) desde Argentina y Chile. Asumió su suerte: "la prisión es la universidad de los revolucionarios", comentó.

La presión internacional sobre la dictadura uruguaya consiguió su excarcelación en el año 1980. No mostró arrepentimiento alguno: "salí con un mínimo de virtudes, pero también con menos defectos que antes de vivir esa experiencia".

Tras varios meses en libertad vigilada, comprobó que estaba en la lista negra y no podía ejercer su oficio. Acompañado por su familia, se exilió en Suecia y grabó discos como Canto sin rejas, con canciones creadas en la cárcel.

De vuelta en la República Oriental del Uruguay, siguió actuando y publicando libros como Aníbal Sampayo. Desde Paysandú, canto y poesía, o discos tan memorables como De antiguo vuelo.

Recibió homenajes en Uruguay y en Argentina, hasta que el mal de Alzheimer y algunas desgracias familiares le retiraron de los escenarios.

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