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Reportaje:

Hartos de las riadas

Vecinos de Fuencarral denuncian la reiteración de las inundaciones en la zona

Daniel Verdú

Los vecinos de la calle de Joaquín Lorenzo, en el distrito de Fuencarral, tienen el coche asegurado a todo riesgo. Ya no se fían ni un pelo. "Pasa cada año, y cada vez, cinco o seis vehículos terminan en el desguace. La riada se los lleva. Necesitamos un colector más potente", denuncia Carmen Hernando, vecina de esa calle, frente a un tramo cuyo asfalto está completamente levantado por el agua caída el pasado domingo. Belén lleva cinco años viviendo en la calle. En ese tiempo ha reparado el coche tres veces por culpa de las inundaciones. Ayer fue la última.

La lluvia que cayó entre las siete y las nueve de la tarde volvió a causar estragos. Los colectores, como pasa cada vez que rompe a llover con esa intensidad (22 litros por metro cúbico), no absorbieron las riadas que se forman en esa zona de antiguos arroyos.

El Canal de Isabel II admite que los colectores "no tienen suficiente capacidad para absorber la tromba de agua que cayó el domingo" y se compromete a pagar los desperfectos y buscar una solución para que no vuelva a ocurrir. "Veremos si es mejor ampliar la capacidad de los colectores o desviar la canalización de aguas residuales a otra zona", explica una portavoz del Canal de Isabel II.

El tramo de la M-30 que discurre bajo de las glorietas recién inauguradas de Isaac Rabin y Francisco Bayeu y Subías y que fue ampliado en un carril el pasado septiembre, quedó completamente inundado. El tráfico estuvo cortado entre las siete de la tarde y las once y media de la noche. Pero en la Concejalía de Urbanismo se insiste en que dicha reforma no tiene relación con la inundación. "Se amplió un carril y se pusieron muros de contención. El problema es que llovió mucho en muy poco tiempo", explicó un portavoz.

Los garajes de la calle Joaquín Lorenzo y de la vía de servicio de la M-30 quedaron anegados, los árboles recién plantados arrancados y las aceras cubiertas por una gruesa capa de barrio. "Cada vez que se mea un gato, esto se inunda. Llevamos así toda la vida. En vez de solucionar el problema, construyen más casas", denuncia Antonio Casas, vecino de Peñagrande.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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