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Los socialistas franceses intentan evitar que el 'efecto Sarkozy' les barra en las legislativas

El partido del presidente aspira a revalidar la mayoría parlamentaria en los comicios de junio

Desmantelados, divididos y revolcados por la ola victoriosa de Nicolas Sarkozy, los socialistas franceses se preparan para evitar ser barridos por la tendencia azul -el color de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP)- en las elecciones legislativas de los próximos 10 y 17 de junio. La campaña para renovar los 577 escaños de la Asamblea Nacional arrancó ayer con un total de 7.750 candidatos en liza de los que 3.170 son mujeres. Las encuestas apuntan a una victoria arrolladora de la UMP. En el Partido Socialista (PS) apenas hay algunas razones para el optimismo.

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Ventaja de los conservadores

En lo que coinciden todos los sondeos es en que la futura Cámara contará tan sólo con dos grupos parlamentarios, dado que únicamente la UMP y el PS superarán el mínimo de 20 diputados necesarios. Los conservadores podrían superar los 400 y los socialistas lograrían entre 135 y 150. Ahora tienen 399 y 141, respectivamente. Tanto los comunistas como los centristas de la Unión Democrática Francesa (UDF), que ahora tienen grupo parlamentario propio, lo perderían.

La derecha se lanza a la campaña en la euforia de la victoria de Sarkozy y los euforizantes efectos de sus primeras medidas de Gobierno, incluida la entrada en el Ejecutivo del primer ministro, François Fillon, del muy popular ex ministro socialista Bernard Kouchner, entre otras personalidades de corte progresista.

Una operación que ha tenido un gran impacto en la opinión pública y que desde el PS se denuncia como un "claro intento de desestabilización" por parte del presidente. El hecho de que Kouchner no tuviera ningún peso dentro del aparato del partido, ni siquiera entre la militancia, dado que nunca se presentó a unas elecciones, añade desasosiego en las filas socialistas.

En las filas gubernamentales, la campaña la dirigirá el primer ministro. El propio Fillon, que abandonó su puesto de senador tras llegar al Gobierno, se presenta en su feudo familiar de Sarthe. Desde el campo socialista, será el primer secretario François Hollande quien asuma el mando. Royal ha renunciado a presentarse como candidata; una decisión acorde con su programa, en el que abogaba por la prohibición de la acumulación de mandatos, una tradición de la V República que tanto los socialistas como los centristas pretendían reformar, pero no la derecha.

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Ayer, tras regresar de sus vacaciones en Marruecos, Royal presidió la sesión plenaria del Consejo Regional de Poitou-Charentes, la región que gobierna. "Hay que seguir trabajando", dijo. La guerra abierta por el control del PS que se anunciaba tras la derrota, en especial la ofensiva amagada por el ex ministro de Economía Dominique Strauss-Khan -derrotado por Royal en las primarias del partido- no se ha producido. Ante las legislativas, ha prevalecido el sentido común y el debate sobre el futuro del PS.

En cualquier caso, los socialistas tienen necesidad de Royal en esta campaña. Sobre las 191 circunscripciones en las que ella superó a Sarkozy el pasado 6 de mayo, 35 tienen actualmente un diputado de la derecha y en más de una veintena la candidata socialista obtuvo un porcentaje superior al 53%. Unos datos que hacen soñar a los estrategas del PS, que buscan ahora cómo minimizar su anunciada derrota. Hollande hizo ayer un llamamiento a "evitar la mayoría aplastante" que busca Sarkozy para disponer de "un poder que quiere aplastar, dominar, tener todas las palancas del mando". Desde la UMP, sin embargo, la partida no se da por ganada. Fillon reunió ayer a los pesos pesados del partido que firmarán el equipo de campaña. Y advirtió: "No hay que subestimar la batalla. Nada de lo que hemos prometido podrá cumplirse si no tenemos la mayoría".

Al igual que el 6 de mayo, la pregunta que se hacen unos y otros es adónde irán a parar los 6,8 millones de votos del centrista François Bayrou, que ha visto como 24 de los 29 diputados actuales de la UDF se pasaban al bando sarkozysta para conservar su escaño, a cambio de firmar un contrato comprometiéndose a votar a favor del Gobierno.

Sarkozy (izquierda), con el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, ayer en París.
Sarkozy (izquierda), con el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, ayer en París.AP

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