Arakistain avanza el estilo que quiere dar al centro Montehermoso
El nuevo responsable apuesta por ofrecer una programación cuatrimestral "en bloque"
Montehermoso presentó el viernes la programación del próximo cuatrimestre: tres exposiciones heredadas de la anterior dirección y un avance de la orientación que el nuevo responsable, Xabier Arakistain, pretende imprimir al centro cultural de Vitoria. Junto a las muestras de Mabi Revuelta y Karmelo Bermejo, fruto de las ayudas a la creación artística, y de Manila, de Ricky Dávila, Arakistain programa el ciclo Contraseñas, dedicado al audiovisual desde perspectivas feministas.
Después del éxito que ha obtenido la exposición Switch on the power, con más de 35.000 visitantes, Arakistain mantiene la apuesta por la programación en bloque, de periodicidad cuatrimestral, e inauguraciones potentes. "Se trata de explotar todas las virtudes que ofrece un complejo como el palacio Montehermoso y el antiguo Depósito de Aguas", apuntó el director del centro.
Las dos exposiciones fruto de las ayudas a la creación son reflejo de las preocupaciones sobre las que reflexionan los artistas contemporáneos. Si Karmelo Bermejo se centra en la perversa capacidad de producir plusvalía que tiene la destrucción de objetos, Mabi Revuelta indaga en el paso del tiempo y en la intensidad dramática que supone el propio hecho de vivir.
Bermejo presta su atención a la cruel evidencia de que hasta la destrucción de bienes o la muerte genera beneficio. Sus tres aportaciones proponen la alternativa de malgastar dinero público sin ninguna aportación a cambio más que el placer del artista, lo que resalta el sinsentido de la sociedad de mercado contemporánea. Son acciones en las que se juega con lo público. En una, se adquieren todos los billetes de un autobús Bilbao-Madrid, al que no sube nadie, y que viaja vacío. En otra, se gasta una beca de 3.000 euros en libros del anarquista Bakunin, para luego quemarlos en una plaza de Madrid.
Reflexiones sobre la vida
Mabi Revuelta, por su parte, parte de una frase de Alfred Hitchcock, "¿Qué es un drama, sino la vida menos todos sus momentos monótonos?", para proponer tres miradas en sendas instalaciones a la intensidad dramática del simple hecho de vivir. Los amantes ilusorios se presenta como una coreografía interpretada por 14 grandes copas de vino sobre una peana. 13 de ellas llevan inscripciones rotundas como Quiero que me mires, No era tan dulce, Me olvido de todo... en una tipografía angulosa, gótica, que anuncia el resultado final: la última copa, rota en pedazos. Diamantes en bruto recrea con precisión el paso del tiempo, según Revuelta, y presenta dos esqueletos enfrentados, en blanco y negro, fabricados en cuero por ella misma.
El antiguo depósito de aguas acoge las imágenes de Manila, de Ricky Dávila, un recorrido personal por la capital de Filipinas sin intención moralizadora, en el que se admira la vida de sus vecinos, desde los boxeadores de barrio hasta los niños que juegan en las calles o el paisaje urbano de la ciudad.
Y, por último, la primera aportación de Xabier Arakistain como director, el proyecto Contraseñas, formado por 12 ciclos cuatrimestrales que mostrarán las distintas líneas de creación artística desde perspectivas feministas de los últimos 40 años. "El proyecto trata de desvelar, cuestionar y rebatir los mecanismos y el sustratos sexistas de la iconografía dominante sobre las mujeres y la femineidad", afirmó Arakistain. Cada ciclo estará comisariado por diferentes especialistas en videocreación y el primero lo realiza Susana Blas, miembro del equipo del programa Metrópolis de TVE. En él se muestran piezas pioneras de Eugenia Balcells y Hannah Wilke, junto con obras recientes de Itziar Okariz, Pipilotti Rist o Marina Núñez.
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