Los padres de Francisco Larrañaga se felicitan por la firma del tratado
Permitirá que su hijo cumpla en España la pena a la que fue condenado en Filipinas
Los padres del preso español Francisco Larrañaga, encarcelado a perpetuidad en Filipinas, se encuentran "felices" tras firmarse el viernes en Madrid el tratado sobre personas condenadas que permitirá al joven cumplir su condena en una cárcel española. "Esto es una vía para que Paco pueda salir en algún momento de la cárcel sano y salvo", dijo ayer la madre del joven condenado, la filipina Margot González, desde su casa en Cebú, ciudad en el centro del archipiélago.
El padre de Francisco, el ex pelotari vasco Manuel Larrañaga, también mostró su alivio por la firma de este tratado, que, dijo, "abre un camino para que sea liberado después de casi diez años preso sin haber hecho nada". Larrañaga fue condenado a cadena perpetua, tras ser abolida la pena de muerte el pasado año en Filipinas, por un caso de secuestro y asesinato de dos hermanas en 1997 en Cebú, aunque siempre se ha declarado inocente del crimen.
Manuel Larrañaga expresó su esperanza de que el traslado de su hijo, encarcelado actualmente en la prisión de alta seguridad de New Bilibid, en Manila, pueda realizarse antes de fin de año.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, tiene previsto visitar España a principios de diciembre, por lo que se cree que podría ser la ocasión para anunciar el traslado de Larrañaga.
Irregularidades
Margot Larrañaga insistió en que la familia y el joven condenado siempre quisieron que se repitiera el juicio que le condenó -y que estuvo plagado de irregularidades, según numerosas instancias internacionales- "para que se demostrara su inocencia". Pero ya que es imposible que eso ocurra, se sienten aliviados con esta nueva vía que se abre, dado que España no existe la cadena perpetua y que Paco lleva ya casi diez años en prisión. "No sabemos qué va a pasar cuando llegue a España, pero por fin vemos la luz al final de túnel", indicó.
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y el embajador de Filipinas en España, Joseph Bernardo, fueron los encargados de rubricar el tratado durante un acto celebrado en la sede del Ministerio español. La entrada en vigor del tratado exige la ratificación de las Cortes Generales y del Senado filipino.
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