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Reportaje:Elecciones 27M

Donde no llega la democracia

Cinco municipios guipuzcoanos en situación de excepcionalidad han mantenido alcaldes 'abertzales'

Pertenecen a Tolosaldea, una comarca de la Guipúzcoa profunda, una veintena de pequeños pueblos, todos feudos independentistas. Allí se incrustan los cinco municipios que han persistido estos cuatro años en manos de la izquierda abertzale, aunque, eso sí, ha gobernado "en funciones". Se trata de Irura, Itxasondo, Leaburu y Aizarnazabal, además de Hernialde. En todos ellos, la única fuerza junto al PP que se presentó en 2003 ante la forzosa ausencia de Batasuna,

la coalición PNV-EA, apenas logró el respaldo de la mitad de los votos nulos que sumaron las listas anuladas.

Pero no hubo pelea entre nacionalistas por el gobierno de estos pequeños núcleos con históricas reminiscencias del carlismo decimonónico. Ante la contundencia de los resultados -en Irura, el pueblo de mayor entidad de los cinco, los peneuvistas consiguieron 176 votos frente a las 353 papeletas nulas-, PNV-EA rehusaron tomar posesión del consistorio. Habían presentado sus candidaturas con personas ajenas a las localidades, y con el propósito primero de evitar que el PP se beneficiara de la falta de concurrencia electoral, pero a la hora de la verdad no quisieron buscarse problemas con unos vecinos abiertamente hostiles. Tan sólo ocupó su sillón el dirigente del PNV, Joseba Egibar, en la alcaldía en Lizartza. El trato que ha recibido en esta localidad, caracterizado por el insulto constante de "alcalde lapurra" (ladrón), ha provocado su desistimiento: ni PNV ni EA se presentan esta vez en Lizartza.

¿Cómo se desenredó el entuerto en estos pueblos donde los auténticos electos por ley no se atrevieron a ocupar sus escaños y formar la nueva corporación? Su ausencia en la toma de posesión originó la permanencia automática, "en funciones", de los alcaldes y sus equipos de Euskal Herritarrok, elegidos en 1999.

Salvado ese momento, los regidores trataron de establecer una fórmula que solventara su provisionalidad y regularizara su continuidad. Sobre todo cuando, al año y medio de iniciado el mandato, la Fiscalía General del Estado investigó su trabajo municipal, al reclamar las actas de las sesiones plenarias para comprobar la legalidad de sus actuaciones. Los cinco alcaldes pusieron entonces el grito en el cielo y reclamaron públicamente a PNV-EA que cediera sus cargos a los independentistas. Les exigían, paradójicamente, la aplicación del artículo 182 de la Ley de Régimen Electoral General, aprobado en 2003 para solventar la difícil situación de los ediles del PSE y PP acosados por el terrorismo de ETA. Regula la constitución de gestoras municipales si se produce la renuncia de los concejales y suplentes. La coalición no cedió y los cinco consistorios han seguido en situación de provisionalidad.

"Aunque, en funciones, hemos gobernado con la misma dinámica que antes. Lo hemos hecho muy a gusto y esperamos seguir", afirma una satisfecha Marivi Ugalde, que a sus más de sesenta años ha cumplido doce al frente de la alcaldía de Irura, junto a Tolosa. Ugalde, que ha representado como primer edil a todas las siglas de la izquierda abertzale -HB, EH y la plataforma ilegalizada en 2003- encabeza ahora la lista de ANV, anulada por el Supremo "a pesar de que vamos con un partido legal que condena la violencia", afirma.

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Ugalde no parece preocupada por su futuro al frente del consistorio. Al haber sido anulada su lista, en Irura competirán entre sí el PP y el PSE. Hace cuatro años, los 27 sufragios de los socialistas aventajaron ligeramente a los 21 de los populares. Pero estas cifras son ínfimas y difícilmente alcanzarán el 5% de votos válidos exigido para que puedan tomar posesión del consistorio.

Por eso la alcaldesa de Irura se muestra partidaria esta vez de que la formación abertzale opte en esta ocasión por el voto en blanco frente al nulo. Aunque las dos fórmulas sirven para hacer visible la fuerza de las candidaturas anuladas al mundo de Batasuna, el voto en blanco tiene otra virtualidad. Se contabiliza como voto válido emitido, por lo que podrían impedir que las candidaturas del PSE y el PP superen la barrera del 5%. En este caso, en Irura seguiría gobernando Marivi Ugalde y su equipo, que se presentaron en 1999 con Euskal Herritarrok.

Una fórmula para no repetir

La ruptura de la coalición PNV-EA y el frustrante resultado de una fórmula que pudo impedir el acceso del PP a estos consistorios, pero ha terminado permitiendo la continuidad de los gobiernes abertzales, ha hecho que el intento no se repita. Además, en estos años la situación de los municipios se ha modificado y las opciones que se presentan no harán imprescindible que sigan los antiguos equipos anteriores a 2003.

En Itsasondo (624 habitantes) el PP que hace cuatro años obtuvo 13 votos, se medirá esta vez con ANV cuya lista no ha sido anulada. Los votos nulos de la consulta anterior fueron 159. Y en Aizarnazal (537 vecinos), el PNV se ha presentado en solitario. La última vez obtuvo 74 sufragios, mientras los nulos fueron 173 que ahora pueden optar por la lista de ANV, que ha pasado el corte legal.

En Leaburu (364 habitantes) y Hernialde (292) se han presentado listas de independientes de cada pueblo, que podrán concurrir legalmente esta vez y solventar así la provisionalidad con que se han tenido que mover estos cuatro años.

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