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Elecciones 27M

Vitoria pide las ventajas de ser capital

27 años después, no hay ningún estudio que cuantifique los efectos de tener esa condición

Vitoria cumple la semana próxima 27 años como capital de la comunidad autónoma, sin encontrar del todo las compensaciones a esa condición. Nadie es capaz de mencionar un beneficio concreto de tal circunstancia, una sola infraestructura que haya ido a parar a la ciudad por ese motivo, y la mayoría de sus ciudadanos no ve más allá de la existencia de unas sedes oficiales y de una flota de autobuses que cada día desembarca y vuelve a llevarse por la tarde un ejército de funcionarios. "Nos falta que nos lo creamos nosotros mismos", dicen algunos. "La apuesta del Gobierno ha sido sólo nominal", opinan otros.

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El día 23 se cumplen 27 años de la designación de Vitoria como capital de la comunidad autónoma, establecida por la primera ley que aprobó el Parlamento. ¿Qué le ha dado a la ciudad esa condición? O ¿qué no le ha dado y cabría haber esperado que le proporcionara? ¿Hasta dónde es completa la apuesta por la capital de las instituciones comunes emanadas del Estatuto de Autonomía? Todas estas preguntas tienen difícil respuesta en términos precisos, porque no existe ningún estudio al respecto. Pero el asunto no desaparece del debate.

Al director de Planificación Estratégica del Ayuntamiento vitoriano, Juan Castro, no le cabe ninguna duda: "No ha habido una apuesta decidida por Vitoria como capital de Euskadi. Tenemos aquí un Gobierno y un Parlamento, unos edificios donde hay funcionarios, pero no se ha ido más allá de eso. Se le ha dado el nombre, pero los grandes equipamientos se han hecho en Bilbao, incluso en San Sebastián, por ese esquema de multiplicarlo todo por tres, que da como resultado que el más grande se queda siempre con la mayor parte", afirma. Lo demuestra incluso hoy el destino final de algunas infraestructuras que se colocaron en tierra de nadie, o de todos, como Durango en el caso de EITB: ha terminado en Bilbao.

Castro afirma sin vacilar que el Gobierno tiene una deuda pendiente con la capital vasca, que es además, recuerda, la puerta de entrada a Euskadi desde el resto de España.

Roberto San Ildefonso, diputado foral de Hacienda entre 1991 y 1995 por el PSE, hoy dedicado a la actividad privada, coincide: "La apuesta del Gobierno estuvo muy mediatizada por la necesidad de frenar la caída de Bilbao en sus años más difíciles", señala.

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En su opinión, aún se está a tiempo "de hacer algo en Vitoria", más allá de que la nómina del funcionariado de Lakua tribute en la Hacienda alavesa, algo que algunos citan como un privilegio a contabilizar y que para él no es tal: "Está en la lógica de las cosas".

"Falta más implicación del Gobierno en los proyectos de la ciudad, para despejar ese sentimiento de que se la ha dejado en capital administrativa y nada más".

Un informe titulado Diagnóstico II, realizado en 1990 por el Servicio de Estudios del Ayuntamiento, y que nunca más se ha actualizado, arrojaba un balance sumamente crítico, citando los entes de la administración que habían ido a parar a otras partes: desde EITB hasta el EVE, pasando por Eusko Trenbideak o Ihobe. Ni la tasa de paro, un problema acuciante entonces, ni la renta interior subían, denunciaba.

Diecisiete años después, los socialistas han puesto sobre la mesa la petición de un canon y un estatuto propio para la ciudad, así como una apuesta decidida del Gobierno con inversiones en los proyectos estratégicos.

La ciudad ha crecido y cambiado mucho en los últimos 25 años, pero quizá simplemente como lo han hecho la inmensa mayoría de las localidades vascas y españolas en general. ¿Cuánto de ello es atribuible a su condición de capital? Es otra pregunta de respuesta imposible si lo que se quiere son datos precisos.

Javier Forcada, decano de la Facultad de Ciencias Empresariales, en la que se han realizado algunos estudios de impacto económico en la ciudad, ignora por qué nadie se ha interesado por cuantificar los efectos de la capitalidad. "Quizá porque tampoco ha causado molestias y no hay protestas", dice.

El estudio es factible, pero nadie se lo ha planteado nunca. "El resultado será siempre positivo, aunque sea pequeño, porque siempre habrá una cierta inducción de actividad. Pero seguramente también veremos que Bilbao, sin ser la capital, se ha beneficiado mucho más", dice. A su juicio, "no hay un sentimiento de capitalidad: ni las otras ciudades nos lo conceden o nos perciben así, ni nosotros nos lo terminamos de creer".

Otro ex diputado foral, Juan Carlos Peral, éste peneuvista,cree que, pese a la ausencia de datos, sí ha habido una tracción de las instituciones, sobre todo en el sector servicios. La capitalidad ha dado "renombre" a Vitoria, aunque decir "cuánto vale" eso sea muy difícil. Peral, un bilbaíno que sí se instaló en Vitoria, apunta hacia dentro en su crítica. "Ha faltado el convencimiento propio", afirma.

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